RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 9 de enero de 2013

MARTES 8: CUESTAS AL ÁNGEL A MOGOLLÓN

Mucho frío el que hacía ayer noche. Me abrigué lo que pude para afrontar lo mejor posible el entreno. Para colmo me iba al cerro del Ángel que estaba cubierto por una considerable niebla. Tenía por delante la realización de 5 series en cuesta de aproximadamente un kilómetro, es decir, la subida al cerro por la carretera desde la falda; la bajada al trote. La idea era exigirme en la subida y eso hice. Tras calentar a través del trayecto de ida al cerro, realicé la primera serie la cual costó, o al menos no noté ir redondo; además las irregularidades del terreno, la incomodidad del foquillo y el frio no acompañaban. Sin embargo a partir de la segunda comencé a disfrutar del entreno y no se me hizo pesado. Poco a poco fui incrementando el ritmo de subida y también el de bajada, y a la hora y diez minutos ya había completado las cinco series (incluyendo los 12 minutos de calentamiento). Me fui una pizca cargado a casa, apretando un poco el ritmo y de esta forma completé 15 kilómetros en 82 minutos.

Bien en general, y lo mejor es que de la rodilla no hubo noticias otro día más.

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