RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 19 de noviembre de 2012

LA CRÓNICA DE LA MARATÓN DE VALENCIA (PRIMERA PARTE): NO PUDE BAJAR DE LAS 3 HORAS EN LA MARATÓN NI TAMPOCO EN EL HOSPITAL

Vamos con la crónica de la Maratón de Valencia. Verdaderamente tengo mucho que contaros, algunas cosas buenas y otras no tanto, pero ya de antemano os adelanto que ha sido una experiencia muy positiva para mi, de la cual he aprendido un montón y me ayuda a ratificarme en que con sufrimiento o sin él estoy enganchado a esto de ser maratoniano.

Llegamos el sábado por la mañana a Valencia con el tiempo justo para dejar las cosas en el apartamento e ir a la feria del corredor, ubicada en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Se cocía el ambientillo de la maratón con una afluencia considerable de gente. A las 14:00 horas, llegaron Alberto y José, dos runner que venían de Alcalá de Henares. Con el primero iba a comparir kilómetros en nuestro objetivo común de bajar de 3 horas en la carrera de Filípides. Sin embargo José tenía su propio objetivo, ya que en su primera maratón había hecho 2 horas 46, y nada más y nada menos que en la Mapoma, y buscaba en ésta bajar de las 2 horas 40 minutos. Tras recoger el dorsal y la bolsa de corredor fuimos todos, acompañantes incluidos a la Paella Party y disfrutamos del ambiente.












Por la noche, tras las oportunas compras de la tarde, nos metimos en el apartamento y a preparar todo para la carrera. A eso de las nueve de la noche comenzó el festival de lluvia, rayos y truenos y por un momento pensé que esto iba a ser "Estocolmo 2", pero a eso de las 11 dejó de llover. Ya en la cama no pude descansar bien, obviamente por la emoción y el nerviosismo, a pesar de que estaba bastante cansado. Toda la noche fue un "duerme vela" sin llegar a conciliar un sueño profundo.

Sonó el despertador a las 06:15, desayuné bien, unas 500 kcal, tomándome varias barritas energéticas, un vaso de café y mandarinas y me fui a eso de las 07:45 a la zona de la carrera, pero tuve que coger el coche porque el apartamento se encuentra a 1,5 kilómetros de la salida y no quería verme cansado teniendo que andar tanto a la vuelta. Tras esto, dejé en consigna mi ropa y la chica de la organización hizo hincapié en que tenía que recoger y no otra persona la bosa; bromeé al decirle que a no ser que acabara en el hospital iría yo a recogerla (no podía imaginar que a veces las cosas improbables con las que bromeamos pueden ocurrir). A las 08:00 fui a la salida a preguntar si habría problema por haber plastificado el dorsal. Deciros que era la primera competición en la cual el chip iba en el reverso del dorsal en un sistema de lectura totalmente novedoso. Me dijeron que podría haber problemas de medición y quité el plástico, total, el día había amanecido despejado y con muy buena temperatura. A las 08:15 llegaron Alberto y José, pero vestidos y no tenían donde dejar la ropa porque esperaban a sus acompañantes que iban a llegar en coche pero no aparecían. Así que nos apresuramos a ir a consigna, que estaba a cerca de un kilómetro y dejamos su ropa junto a la mía y calentando nos fuimos a la salida con el tiempo justo.

Ya en el cajón de salida había un amontonamiento de corredores tremenda. Las cintas de los cajones habían saltado y estábamos todos mezclados y sin un palmo de terreno para poder respirar; yo no había estirado pero eso daba igual ya. Me sentía con poca chispa quizá por no haber descansado bien, pero tenía muchas ganas de que comenzase. Por fin sonó el disparo y con el mogollón de gente pasó casi un minuto desde el mismo hasta que pasé por la alfombrilla, momento en el cual puse en marcha mi Garmin. El primer kilómetro fue muy muy atropellado porque apenas se podía avanzar. Yo cogí la margen derecha que estaba tan despejada. La cosa tenía truco, había grandes charcos que la gente no quería pisar y Alberto y yo nos tragamos todos. En el paso por el primer kilómetro mi Garmin pitó y ví 4´09´´. Había sido un paso rápido para haber habido incidencias. El segundo paso, ya con menos apegotamiento fuimos menos estresados y marcamos 4´18´´ y en seguida fuimos cogiendo ritmo y encontrándonos mejor. Los primeros kilómetros transcurrieron muy plácidos, todo muy llanito en con una temperatura estupenda. Algunos ligeramente por encima de 4´15´´ (ritmo objetivo) y otros ligeramente por debajo, saliendo una media según mi Garmin, que oscilaba entre el 4´15´´ y el 4´16´´. Las piernas fluían bastante bien e iba muy cómodo, sin notar la respiración y con unas pulsaciones que me permitían ir relajado. Era increible como podía tan cómodo a un ritmo que en los entrenos me transmitía otras sensaciones. En el kilómetro 3 ví a mi mujer a mis hijos. Os pego la foto del momento, pero a mi no se me ve muy bien porque aparezco cortado en la parte derecha (soy el que va de azul celeste)












En el kilómetro 5 se unió a nosotros un runner que buscaba el mismo objetivo que nosotros, pero había hecho en la última media 1 hora 22 minutos, lo cual significaba que estaba un escalón por encima de nosotros. Fuimos charlando con él, sobre todo Alberto, porque yo iba concentrado en mantener el ritmo, aunque a veces daba pequeños tirones y Alberto me lo hacía saber. El kilómetro 10 lo pasamos en algo más de 43 según la organización, unos segundos menos según mi Garmin debido al desfase antes comentado, y todo iba bien, manteniendo la media. En dicho kilómetro estaban animando las acompañantes de Alberto, su hermana y una amiga, y nos hizo ilusión echarles una buena sonrisa. . El recorrido era increiblemente llano y la gente animaba sin parar lo cual, unido a las buenas condiciones climatológicas, hicieran que inevitablemente comparase la situación con el infierno que me tocó en Estocolmo. En el kilómetro 14 sentí alguna pesadez en las piernas, pero fue un espejismo, porque en seguida me sentí nuevamente suelto. Lo peor, hasta ese momento, habían sido los puntos de avituallamiento por la dificultad para tomarme la isotónica en los vasitos, sin perder el ritmo, bebiendo y no poniéndome perdido. Los siguientes kilómetros transcurrieron igual. En la zona del centro, pasando por la catedral, la plaza mayor, etc, daba gusto correr por la gran animación. Llegamos a la media maratón según lo convenido y planificado, haciendo 1 hora 30 minutos y unos segundos, tiempo de la organización, y todo marchaba bien, aunque recuerdo que pensé que no iba a ser fácil hacer una segunda media más rápida que esa, aunque en esos momentos me sentía con fuerzas como para incrementar el ritmo.

Lo que vino después os lo pongo esta noche en la segunda parte.


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