RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 10 de julio de 2012

CUANDO CORRER NO ERA UNA MODA: TRIBUTO A LOS ATLETAS VALDEPEÑEROS DE ANTAÑO

Esto de correr no se ha inventado hace dos días y aunque ahora uno no sepa donde inscribirse teniendo que elegir entre un montón de carreras populares de diversas distancias a lo largo y ancho de este país, no siempre fue así. Ahora, haces las maletas y te vas de vacaciones a la conchinchina llevándote las zapatillas y con la convicción de que por la mañana te encontrarás un montón de locos como tú haciendo una tiradilla. Todos lo sabemos, el running está de moda, y yo que me alegro.

Valdepeñas, años 80: había locos como ahora, pero entonces éramos locos románticos, en un deporte que practicaba poca gente, donde había pocas competiciones y de antemano sabías que o eras bueno o mejor no perder mucho el tiempo. Aquí teníamos un club, el Caridad Ortega, cuyo nombre rendía tributo a una atleta valdepeñera prometedora que perdió la vida en accidente de tráfico el 19 de julio de 1974 yendo a Madrid a competir a los campeonatos de España. Era un honor llevar tal nombre en nuestra camiseta de tirantes de algodón (esa que se pegaba a la piel cuando apretaba el calor).

Podéis ver un recorte de periódico del día del fallecimiento de nuestra paisana:





Avanzaron los ochenta, entre olimpiadas: la de Los Ángeles, Seúl, y soñábamos quimeras imposibles como emuladores de los grandes atletas del momento: Carl Lewis, Evelyn Asford, Abascal, Sebastian Coe, etc, y nunca hubiéramos podido imaginar que casi treinta años después muchos de nosotros nos ibamos a volver a ver las caras en la misma tesitura (no en la de soñar sino en la de correr, claro).

Yo lo dejé, porque me aburrí de no ser bueno y ver que otros eran mejores que yo. Siento haberlo dejado, pero no siento haber regresado; quizá volver sea ahora más dulce por ello. Otros siguieron y comenzaron a recoger sus frutos en los noventa. Entre ellos mis amigos, o al menos así los considero, Leandro Pintado y Javier Araque. Mucho se ha visto en los foros sobre las marcas de los de entonces, en una inevitable comparación con los jóvenes atletas de ahora, sobre todo del Athletic Club, y tratando de ser objetivos he de decir que los de ahora me parecen unos auténticos fieras, algunos con gran futuro e incluso ya con gran presente, pero no por ello hemos de minusvalorar lo que fueron e hicieron los que nos representaban entonces.

No era fácil correr en los ochenta, no lo era tampoco en los noventa, y aunque no lo sea ahora, entiendo que las cosas han cambiado y hay muchas más facilidades y más conocimiento de la disciplina. Por ello quiero dedicar esta entrada a aquellos atletas valdepeñeros "antiguos", corran en la actualidad o no, que se dejaban la piel en la pista de atletismo de tierra, tan irregular casi como la del superficie del parque. Aquellos que soñábamos despiertos. También quiero dedicar esta entrada a la gesta particular que hicieron dos atletas de Valdepeñas, antes mencionados, Leandro y Javier, que en 1993 y 1994 en sendas ediciones de la Maratón Popular de Madrid consiguieron sus mejores marcas, ¡y qué marcas!, 2 horas 38 minutos Javier en la de 1993, y 2 horas 37 Leandro en la del 94. El destino quiso que tuvieran marcas tan parejas, para poder así apreciarlas por igual. Valga como testimonio de todo aquello, la foto, cortesía de Ana Estrada, en la que ambos atletas sufrían en la edición de la Mapoma del 1993




















¿Va por vosotros!

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