RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 23 de enero de 2024

LOS 40 KILÓMETROS DEL TRAIL QUESOS DON APOLONIO DE MALAGÓN

Preámbulos

Tocaba dar el callo, asunto complicado, dado el estado de forma de Merche y de un servidor. Así pues, con pocos kilómetros en las piernas, nos desplazamos en la tarde del sábado hasta Malagón. Llegamos a esa curiosa localidad manchega (que alberga nada más y nada menos que un convento con casi medio milenio de antigüedad fundado por Santa Teresa de Jesús) con el tiempo justo para recoger el dorsal, y enseguida contactamos con Eusebio, oriundo de allí, pero que lleva casi toda la vida en Sevilla. Cenamos con Eusebio y Pilar (su mujer) en un bar; cenamos demasiado, diría yo, y hecho esto, nos fuimos a dormir. No tuvimos que buscar alojamiento, porque nuestros amigos nos alojaron en su casa.

Desperezándonos

Amaneció fresquito el domingo, aunque no como para vestirse en exceso. Seguimos el protocolo y, a eso de las 8:10 nos fuimos calentando hasta la salida, en la antigua estación, a no más de 400 metros de la casa. 

Primer tercio de la carrera

La idea era correr juntos, y la llevamos a cabo. Afrontamos los primeros 3 kilómetros como pudimos, teniendo en cuenta que eso de meter ritmo a nuestra edad ya no es tan fácil. Pronto nos vimos relegados a la parte final del pelotón, y Mercedes no estaba disfrutando, a juzgar por su cara. En cualquier caso, acabamos adentrándonos en los primeros senderos, hacia la primera ascensión. 

No necesitamos mucho tiempo para darnos cuenta de que una chica con la que íbamos haciendo la goma era una de las competidoras de la categoría de Mercedes, motivo que nos llevó a apretar más los dientes si cabe.

Los kilómetros fueron cayendo, y la temperatura ayudaba, por tanto, Mercedes fue asentándose. Tras el primer avituallamiento, seguimos por terreno algo técnico, hasta que bajamos al valle, en la zona de la Laguna de la Nava. En ese momento nos adelantó Belén, la muchacha que he mencionado antes, de manera que no conseguimos alcanzarlas hasta la siguiente subida, la segunda, allá por el kilómetro 12 aproximadamente.

Segundo tercio de la carrera

No gastamos mucho tiempo de asueto allí arriba, y salimos por delante de la competidora. Cogimos ritmo y subimos varios repechos hasta perderle la pista. Lo que vino después estuvo muy chulo, por sendas anchas llenas de jaras, con bastantes toboganes. Finalmente, volvimos a bajar a otro valle, y tocó subir, quizá la parte más bonita, por una senda estrecha y por campo a través. Llegamos a lo alto y volvimos a bajar, una bajada trepidante... Llegamos al tercer valle, en subida suave al principio, y Mercedes pasó en ese tramo sus peores momentos, porque tendía a andar, por más que yo tratase de impedírselo. Cazamos a dos chicas más, y eso la motivó, de modo que, un poco más adelante, alcanzamos de nuevo el mismo avituallamiento del 12. Era el kilómetros 24, y mi mujer... "la guerrera", ya había entrado en calor.

Tercer tercio de la carrera

Tras una breve parada, atravesamos por una zona bastante técnica sin grandes desniveles, pero complicada, ante todo los dos primeros kilómetros. Luego, la cosa fue acelerándose, sin ser sencilla, y otros dos kilómetros más lejos, alcanzamos el kilómetro 28 y medio, el mismo puesto de avituallamiento del kilómetro 7.

Estaba prácticamente hecho, o eso creíamos. Merche estaba empoderada y su cara era la mejor de la mañana. No obstante, en esto de los trails, siempre se está expuesto a las sorpresas. Salimos, y un kilómetros después, nos dimos cuenta de que algo no iba bien. Mi móvil comenzó a pitar... Seguíamos las balizas, pero era como si estuviésemos fuera del recorrido, como, de hecho, ocurría. No nos habíamos desviado por donde debíamos y estamos siguiendo el recorrido de ida equivocadamente, mucho más técnico y lento y con más subida.

Por suerte, la senda buena discurría a no más de 40 metros de nosotros, aunque cincuenta metros más abajo. Cuando encontramos la manera de bajar (bastante complicado), cogimos de nuevo el recorrido, tras haber perdido no menos de 10 minutos. Aun así, fuimos cazando a la misma gente de la corta y de la larga que habíamos adelantado media hora antes, entre ellas a una de sus competidoras. Así fue hasta que dejamos de bajar y nos encontramos a Eusebio, quien nos acompañaría en su bicicleta para afrontar los últimos 3 kilómetros, los mismos del inicio. 

Costó y mucho hacerlos, sobre todo a Merche, que se desfondó. Pero finalmente, lo conseguimos. Llegamos a meta en 5 horas y 47 minutos.

Mercedes fue finalmente la séptima mujer, segunda de su categoría de un total de cuatro, lo cual está muy bien, porque no había categoría +50, sino +45. Subió al podio con la tercera (la primera estaba missing).




En meta nos comimos unas migas, bebimos una Coca-Cola, Mercedes subió al pódium y, tras esto, nos fuimos a casa de Eusebio, donde Pilar nos puso una sopa calentita que nos supo a gloria.

Así resultó esta nueva aventura. Tras la misma, tuvimos que recuperar unos días. De hecho, estuve malo con un virus, de forma que hasta el jueves no pude ir al gimnasio. El viernes descansé.

La semana se acabó con solo 50 kilómetros, añadido el trotecillo del sábado del día antes de la carrera. ¡Buenos son!











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