RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 20 de febrero de 2024

CRÓNICA DEL VI TRAIL PUERTA DEL REY DE CAÑETE: CORRIENDO EN ESA ESPAÑA VACIADA QUE QUIERE DEJAR DE ESTARLO

Testimonios de la España que se va vaciando. Cañete: un lugar donde vivir

Volvíamos a competir en nuestra comunidad, no obstante, lo hacíamos desplazándonos al otro extremo, y es que CLM es lo suficientemente grande como para perderte en ella. El sábado, nos acercamos a eso de la una hacia Cañete, en la carretera que lleva de Cuenca a Teruel, unos 240 kilómetros que comenzaron de manera accidentada, ya que, a la salida de Valdepeñas, los agricultores habían cortado el acceso a la A4, por lo que tuvimos que regresar sobre nuestros pasos y tomar la carretera hacia La Solana, y luego coger la propia a Tomelloso. Desde ahí, cogí la A43 y seguimos el itinerario normal.  Cuando sentimos nuestros estómagos vacíos, paramos y comimos; concretamente, lo hicimos en Villarrobledo, justo cuando comenzó a jarrear (falta hace). Una vez satisfecha el hambre, retomamos la ruta, y llegamos a Cañete a las 17 horas. Pronto descubrimos que íbamos a pesar mucho frío, no en vano, la localidad se encuentra por encima de los 1.100 metros de altitud. Más allá del gélido ambiente, lo íbamos a tener todo a mano: el hotel, la salida, la recogida de dorsales, todo en un radio de 40 metros. Nos dieron la bolsa de corredor y estuvimos paseando por el pueblo, también charlando con uno de los voluntarios, con quien estuvimos charlando sobre la vida en Cañete, él que llevaba 65 años allí... Fue muy interesante tomar el pulso de alguien que vive en plena "España vaciada", aunque lo haga en un lugar donde sigan habiendo servicios que peligran en un futuro a medio plazo.

A las 19 horas, nos acercamos por el arco de salida, ya que estaba comenzando la contrarreloj de 5 kilómetros en la que participarían algunos de los compañeros. 

Cenamos en el hotel y nos acostamos, abrigándonos bien, porque, conforme a lo comentado, íbamos a estar por debajo de cero afuera.

Primera parte del trail

Desayunamos en el dormitorio, nos pusimos la ropa y los chalecos y salimos a la calle. El Smartphone decía que la sensación térmica era de -6, sin embargo, a mí no me parecía para tanto. El caso fue que calentamos un poco y, sin más, nos vimos en otra aventura...

La salida fue rápida, pero en esta ocasión salí un poco más adelante de lo que acostumbro. No me sirvió para mucho de la estrategia, porque a lo largo de los primeros minutos fui comprobando cómo me iban adelantando algunos compañeros. Enseguida nos metimos en una senda técnica en subida, y luego, en torno al kilómetro 5, la bajada, siempre cubierta del blanco de la nieve y del hielo. Pese a todo, no resbalaba. El mayor inconveniente que nos encontramos fue diferenciar la vegetación de la roca, con el riesgo de pisar mal. 

Todo siguió igual, rizándonos por sendas técnicas y también discurriendo por pistas rápidas, hasta que en el 7,5 empezamos a subir. 

Había visto cómo me habían ido adelantando gente, pese a lo cual, las sensaciones no eran malas.  No obstante, subiendo suelen cambiar las cosas. Enseguida compruebo que ruedo mejor; eso ocurrió de nuevo, de modo que me vi consumiendo los +300 de la subida a Cabeza de don Pedro con otro semblante. Alcanzada la cima, pista para abajo y otra vez a penar. Fui comprobando la manera en la que me alcanzaban a cuenta a gotas los compañeros, y así, hasta el siguiente repecho.

Segunda parte de la carrera: la peor

Si en Torrelaguna había conseguido ir de menos a más, aquí ocurriría justo lo contrario. Me fui apagando al igual que lo hace una vela que se queda sin cera. Ni tan siquiera en la tímida subida que medio entre el 12,5 y el 14 me terminé de arreglar, y entonces, otra vez para abajo... a tratar de coger un ritmo que no tenía. Fue en el 17 cuando volví a tener una subida tendida, en la zona que más gustó de la carrera. Llevaba a dos corredoras al acecho, que iban tercera y cuarta de la general. Una de ellas era Noelia, una chica que conocemos de la Copa de Albacete. Fue esta, Noelia, la que me alcanzó al hacer cima de nuevo en Cabeza de don Pedro, justo en el avituallamiento. La bajada por pista, y luego por senda técnica, no hizo más que generarme un sinfín de dudas, sobre todo llevando pegada a la otra muchacha. En la parte técnica logré que no se me fuera, y al llegar al siguiente avituallamiento, el del 23, ni ella ni un servidor paramos. Quedaban solo 6 kilómetros, pero más duros de lo que esperaba.

El primer repecho fue bien, no tanto así el collado incómodo por el que transitamos después. Era de difícil correr, aunque muy bonito. Cuando la cosa se puso más fácil, la chica puso "pies en polvorosa" al confirmar que había otras dos féminas muy cerca y con el "cuchillo entre los dientes". Me pasaron como una exhalación y, además, cazaron a la que por aquel entonces era la cuarta en la general. Desde ahí hasta la siguiente subida, ya en el 26,50, desfondamiento. Al llegar a la zona de roca, de no más de 400 metros, me sentí como si estuviese en el lugar equivocado... quizá lo estuviera. Después un tobogán, viendo cómo me habían adelantado otros dos compañeros, y, por fin, el pueblo, pero «no iba a ser tan sencillo». Bajamos, un cacho de carretera, un cacho muy bonito de río, subimos por las escaleras y espero que esté ahí ya la meta, no obstante, todavía queda subir al castillo... ¿Es una broma? Por tanto, hice lo mejor que pude los últimos 600 metros que se me hicieron eternos, y alcancé meta de la peor forma posible.

Finalmente, 3 horas 58 minutos. Había perdido al menos 15 puestos: demasiado mal. Entre el 20 y meta, me habían adelantado 4 chicas, y todo, para dejarme bien claro que entre la forma que me falta y la edad que tengo, no puedo hacerlo mejor.

Esperé a Merche helado de frío y con calambres. Me aseé un poco y mi mujer llegó cuarenta y tantos minutos después. La rabia fue que se quedó 5ª de +48. Yo, mejor no digo mi posición en dicha categoría.

Va a ser que el objetivo que nos quedará será correr... simplemente correr, que no es poco a mis casi 54 tacos.






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