RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 30 de marzo de 2019

CUANDO CORRER EN LA MONTAÑA Y CON AMIGOS ES EL MEJOR DE LOS PLACERES

Con el retraso que llevo en esto de poner al día el blog me sorprendo con la rapidez que pasan los días, ¡y yo sin darme cuenta!. El sábado 9 de marzo quedábamos en Despeñaperros Merche, Miguel Angel, Manolo y un servidor, cuatro locos del Club de Montaña Linares. Marqué con todo el cariño del mundo un recorrido en el que trataba de abrir nuevas rutas campo a través, pero no esperaba que se uniera nadie más que mi mujer al evento así que estuve a punto de cambiar de opinión y poner un recorrido más conocido y seguro, aunque al final, visto lo visto, y con mucha suerte, salió bien la apuesta

Llegamos a Los Jardinillos a tiempo de conocer a dos montañeros ataviados con la ropa para la ocasión y que iban a iniciar una aventura similar a la nuestra. Charlé un rato con ellos, vivían en Manzanares, y pronto descubrí que habíamos coincidido en algunas carreras. Es lo que tiene este mundo ...



Saludo a Miguel Angel y a Manolo, al que no conocía en persona, y hacemos el resto de presentaciones, porque ninguno de los dos conocía presencialmente a Merche, y tras el protocolo debido nos ponemos manos a la obra.

Mal comienza la aventura cuando al llegar al pequeño pantano que hay en la senda del Barranco de Valdeazores me doy cuenta de que no le he dado a iniciar ruta a la aplicación de wikiloc, así que le perdemos 1 kilómetro a la grabación y siento un poco de rabia por no hacer las cosas como se debe.



Comenzamos a subir campo a través en una bonita subida y desconocida para mi, pero afortunadamente la intuición y la wiki no me juegan ninguna mala pasada y alcanzamos la zona del Puerto del Muradal tras unos 15 minutos de auténtico disfrute. 

 



 

 


Sin embargo, cuando vamos a coger el camino que establece la ruta hacia el Cerro de Ensancha me topo con una puerta y una valla, en lo que parece una zona protegida micológica. Tomamos el camino paralelo a la valla con la esperanza de encontrar una nueva ruta, pero avanzamos y avanzamos sin que la valla tenga fin, por lo que llegados a un punto decidimos dar media vuelta y regresar al Puerto del Muradal donde mi cabeza tendría que idear un nuevo recorrido sobre la marcha.  Me siento mal ante mi segundo gran error y temo al fracaso, aunque este sea sólo relativo porque estamos entre amigos. Sin embargo, al llegar de nuevo a la puerta tenemos un golpe de suerte, porque cuando me pongo a leer el cartel descubro que no nos están prohibiendo la entrada sino que se respete la zona micológicamente hablando por lo que me doy cuenta que HAY ACCESO, el candado no cierra la puerta la cual está simplemente colocada con alambres. Pasado el disgusto y agradecido por el giro de los acontecimientos entramos en un bosque precioso y fichamos en el punto geodésico del Cerro de Ensancha, donde disfrutamos de unas magníficas vistas.









Tras esto ya podemos seguir la ruta sin mayores problemas yendo primero por un camino y después por un cortafuego en el límite de ambas comunidades. 



Tras un buen rato de disfrute y buena charla llegamos al Río Magaña donde una pequeña laguna nos espera. 







Allí me despito un poco y continuamos por el cortafuegos cuando deberíamos haber seguido por el camino, lo que nos lleva a vernos aún en la zona de Castilla la Mancha con la valla separadora entre medias, así que nos vemos obligados a saltarla, sin mucha dificultad y ya continuamos en zona andaluza por donde establece la ruta.

La siguiente media hora es dura pero se hace muy agradable con tan buena compañía, hasta que llegamos a la pista que nos bajará a Aldea Magaña.







Hemos cogido ritmo y ahora el entreno comienza a suponer mover las piernas a una cadencia exigente y sostenida, que de eso se trata la montaña, de vivir del cambio. Alcanzamos, tras un buen rato de bajada por pista, el Río Magaña nuevamente y allí toca refrescarse, y yo bebo un poco, no tengo miedo a las diarreas.




Y desde ahí, ahora a subir de forma constante, ¡pero sin dejar de correr!. Merche se queda y yo le acompaño mientras vemos como Manolo y Miguel Angel van adelantados haciendo un buen tándem. Tras unos 15 minutos un tanto duros llaneamos un poco hasta llegar al cruce donde nos desviaremos hacia la Fuente del Cerecillo. Cuando llegamos a la misma notamos el calor y el esfuerzo y todos bebemos, hasta Merche, siempre rehacia a tomar el líquido vital si no es con garantía certificada. 

Desde ahí toca subir campo a través por un barranco bien bonitO, y es que gran parte de este recorrido se la debo a Francisco Tirado y Aurelio y a esa tirada que tuve el placer de disfrutar en mayo del año pasado con ellos y con Cati y Jesús. Toca ponerse las manos en los cuadriceps en paralelo al Arroyo del Cuervo hasta que cogemos una profunda y empinada escorrentía...






Cuando llegamos a un rellano obtenemos un bonito premio, hay una zona que el musgo ha conquistada subyugando totalmente a toda roca viviente.




Toca seguir subiendo hasta alcanzar la pista, la misma que siendo cómodos nos llevaría al cruce del Puerto del Muradal, pero no, hay que continuar la dura ascensión en una segunda parte muy exigente, que nos llevará a lo alto de la cuerda, a la zona de la Cima Malabrigo. En este episodio del recorrido el calor nos acompaña y las fuerzas ya quieren distraerse, pero hacemos piña y resolvemos el problema.



Ya en la cuerda correteamos unos metros por el cortafuegos pero enseguida cogemos el camino que baja a la derecha, 1 kilómetro y medio no muy técnico y que nos llevará primero a la pista que atraviesa gran parte del parque de Este a Oeste hasta llegar al cruce desde donde se accede al Castillo de Castro Ferral. El esfuerzo está ahí, pero con él también la satisfacción. Cogemos la pista que aún pica un poco hasta alcanzar por fin nuestro último hito: la senda del Barranco de Valdeazores, el disfrute y entretenta final, que hacemos como campeones hasta llegar a nuestro destino


Y en esta guisa llegamos a Los Jardinillos tras 27,5 kilómetros de entreno con +1300 de desnivel positivo, 4 horas 40 de jornada, con paradas incluidas, pero se trataba de vivir la aventura y dejarla en un reporte gráfico como el que nos ha creado Miguel Angel: ¡menudo reportaje!, aquí en mi humilde blog he dejado sólo una pequeña parte.

Gracias a Manolo y a Miguel Angel por apuntarse a la fiesta. Ahora tocará dar el callo los tres haciendo equipo en el Reto Araque, Jamilena, el 7 de abril. Gracias a Merche por estar siempre ahí.

¡Esto aún no se ha terminado!

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