RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 22 de marzo de 2019

LA CRÓNICA DEL TRAIL MONTES COMUNALES DE ADAMUZ: KALOPSIA

Kalopsia, palabra griega que significa "ilusión de creer que algo es más bello de lo que realmente es". Acaban de dar la salida y yo no puedo dejar de tararear la canción cuyo título es ese, KALOPSIA, me engulle la letra y en ese momento no veo las piezas del rompecabezas, en realidad no sé ni que hay un puzzle que hacer...

¡Por favor dadle al "play" mientras leeís el resto!

 

 

...pero todo está relacionado aunque nosotros muchas veces no nos demos cuenta....



El inicio de un nuevo comienzo

Ya ha llegado la temporada de montaña, veré el auténtico verde, el agua  correr (si el tiempo ayuda), pisaré las agujas de los pinos, resbalaré sobre los cantos rodados y sobre todo...me dejaré el alma en el intento...

Miro atrás y compruebo que he conseguido pasar página de ese oscuro capítulo del libro que escribo, la Doñana Trail me empequeñeció como un recuerdo difuminado, anduve varado un tiempo, pero vino San Lúcar de Barrameda a resucitarme en aquella maravillosa carrera, paradójicamente llamada Ultra Maratón de la Vida...

Compruebo que tras todo este trayecto mi ego ya está totalmente desprendido de mi ser y no tengo que portarlo en mi mochila, que bastante son los softflasks, turroncillos, sales y, si se tercia, los bastones.

Quizá sea kalopsia, quizá vea todo lo estoy viendo más lindo de lo que realmente es, pero independientemente de mi posible error perceptivo una cosa tengo clara: todo vuelve a comenzar cuando algo ya ha terminado.

El preámbulo a un nuevo paso que damos

Dejamos a Inés con sus abuelos y marchamos como un par de solteros enamorados a Montoro; esa localidad nos recibe sorprendiéndonos con su belleza y, para colmo, su gastronomía cordobesa nos acaba de desarmar, se nos alegra el sábado con aquellas vistas...esa profunda garganta atravesada por el Guadalquivir...












 

Llegamos a Villafranca de Córdoba para fichar en otro alojamiento que hemos descubierto, otro acierto de booking, el Hotel Rocío




Ya en la habitación me contrario seriamente al ver en el portátil como empata mi Albacete pero no dejo que ello arruine ese estado que tan bien definieron los sabios griegos, kalopsia de fin de semana. Paseamos sin prisa cogidos de la mano, y cerramos la jornada cenando entre ricos bocados intercalados de charla de runners..., mejor ahora que podemos hacerlo, ¡que mañana quién sabe...!

La montaña siempre me acaba reencontrando

Duermo bien, y me incorporo de la cama con una sonrisa. Desayunamos en la habitación y ultimamos los detalles para salir apresurados hacia los Montes Comunales de Adamuz. Las primeras luces del día se muestran aún tímidamente mientras avanzamos por la zigzageante carretera, que discurre entre verdes dehesas y densas plantaciones de pinos, en lo que es, para nuestra gozosa vista, un precioso anticipo de los terrenos que vamos a pisotear esa estupenda mañana.

Cuando llegamos nos frena una larga cola de coches que se impacienta esperando acomodo en forma de aparcamiento. Cuando el fresco de la mañana me abofetea la cara pienso en que me costará arrancar las primeras zancadas, aunque antes de librar esa batalla aún toca guardar espera en la recogida de dorsales. 


Ya con la bolsa del corredor en nuestro poder, finiquitamos los últimos detalles y tras esto saludamos a nuestros locos compañeros del Club de Montaña de Linares, que todos, salvo Jesús, correrán esa mañana el trail corto. Posamos alegres y haciendo piña en unas formidables fotos:






De izquierda a derecha: Apolonio, Andrés, Micky, Jesús, Víctor, mi parienta, un servidor e Ismael.


 

 y sin más nos damos de bruces con la salida, no sin antes sorprenderme al ver a mis buenos amigos Aurelio y Francisco Tirado, mis maestros de la asignatura "Despeñaperros" que tan bien me enseñaron.


 

El espíritu de marchar creciendo

Nos damos un beso y me siento feliz, aunque con dudas. ¡Los nuevos comienzos es lo que tienen!. Pero cuando echo a correr me invade una sensación de tranquilidad, no quiero estar en otro sitio que allí.

Avanzo en la zona retrasada del grupo, con la idea de progresar para sentir como crece mi moral (a mi ego ya lo excluí). La pierna derecha ha decidido estar tranquila hoy, para mi regocijo, así que no tengo excusa para ir de menos a más. Adelanto a Andrés, al cual saludo, después a Víctor, el presi, y por último paso a Jesús. Mi viejo motor va carburando al ritmo previsto y a cada minuto que pasa aumenta mi disfrute, entre el monte mediterraneo y el verde de los pinos, en una especie de duro cross, o suave trail, depende de como queramos verlo...


He pasado a bastantes corredores y la cosa se ha estabilizado, comienzo a hallarme en la zona del pelotón donde me corresponde gastar el resto de la gasolina y desparramar mi esfuerzo; por allí delante avanza un nutrido grupo y echo en falta una de esas duras y largas subidas en las que nos ponemos todos firmes y donde tanto disfruto últimamente, pero no, hoy no toca eso, hoy será de poco relax y mucho correr. Tras un largo cortafuegos en ligera subida que vamos dejando y cogiendo en varias ocasiones, comenzamos a vadear un mismo río, el Río Varas, que por suerte para nuestros pies pero por desgracia para el paisaje no corren sus aguas en su mejores momentos. Los 5 primeros kilómetros en 29 minutos 12 segundos, pero las piernas fluyen hoy, por lo que no hay mucho más de que preocuparse...

En ligera subida me vengo arriba

Estoy ganando +150 metros, la unidad de medida del montañero, la que más me gusta últimamente, ascender al cielo. Hay que conseguirlo en poco menos de 3 kilómetros, nada muy importante, y de repente la autoestima me da un respingo cuando diviso unos metros por delante las siluetas de Paco y de Aurelio. No me vuelvo loco y aunque es mi deseo compartir carrera con ellos no acelero consciente de que en buena lógica los debería alcanzar más temprano que tarde.



Saludo a Paco mientras hace "aguas menores" unos metros antes de un avituallamiento; en el puesto saludo a Aurelio que espera a su compañero y continuo sin parar, que por algo llevo peso extra. Unos minutos después me dan caza y en esta guisa marcharemos los tres un buen rato, y es entonces cuando me siento como quien recibe un regalo el día del cumpleaños de otro. Hasta llegar a meta en la primera vuelta dará tiempo a hacer un poco la goma con ellos.

 

De la reflexión al repentino resquebrajamiento


Miro el GPS al dejar a mi izquierda el arco de meta, kilómetro 11,5,  1 hora y 14 minutos, casi sin quererlo alcanzo nuevamente a mis dos compañeros de viaje y charlamos un rato sobre mi irregularidad y la probabilidad de que "pete" en breve, sin embargo estoy confiado y no espero hoy grandes hundimientos. De nuevo jugamos al gato y al ratón, a ratos en trío, a ratos como perseguidor y otros sintiéndome perseguido. Nos hallamos en una pista en las que mis piernas se sienten rápidas negociando la pendiente negativa y me echo adelante aún a sabiendas que no dejaré atrás definitivamente a mis avezados amigos, algo que tampoco es mi propósito.


El terreno es ahora más llano, avanzando por la dehesa mientras persigo las siluetas grises de esta fabulosa pareja y pienso en mi madre, en su felicidad, en su nueva etapa tan dulce y llena de calmachicha, esa en la que el enfermo es como un niño dócil y cariñoso. Siento que ella me está trasplantando su felicidad a cada minuto que, ahora sí, disfruto con ella. Mientras reflexiono mis piernas avanzan empoderadas, saltando entre troncos y ramas entre la hierba y sólo una manada de una docena de ciervos consigue sacarme de mi ensimismamiento, ¿es posible lo que ven mis ojos?




Nos acercamos al final, he conseguido cazar por enésima vez a Aurelio y Paco y me ilusiono con la idea de llegar con ellos, pero a no más de 1 kilómetro para meta la senda se me echa encima y siento que las piernas pesan, las fuerzas me abandonan sin preavisar y me veo batallando duramente en los metros finales.



Alcanzo el arco en 2 horas y 58 minutos tras haber recorrido 25,7 kilómetros y haber vencido unos +1100 metros de desnivel positivo, 52º de la general y 24 de mi categoría.

Al parar me doy cuenta de que estoy desecho, pero soy feliz, no veo las cosas más lindas de lo que realmente son, no siento kalopsia, al fin y al cabo la realidad se me muestra tan cruda y dulce como los sentidos la ven. Necesito sentarme un rato y tras hacerlo enseguida recupero las fuerzas y aprovecho para beber y venirme arriba del todo.

Ahora toca pensar en ella. Intuyo que está disfrutando y me la imagino con la alegría que se le ve en estas fotos de la organización...









Pero la jornada aún deparará una sorpresa...

Ella sabe dejarse literalmente la piel en la montaña 


Veo como entran mujeres, la primera lo ha hecho unos minutos después de mi. Me voy a cambiar al coche, y sigo viendo llegar a más y más locos, entre ellos Jesús, nuestro compi del Club de Linares, que lo hace en 3 horas 17 minutos. 
















A los pocos minutos de regresar a meta la veo aparecer, pero algo va mal, lleva las rodillas ensangrentadas y su rostro muestra dolor, atraviesa el arco en 3 horas 35 minutos.




Unos segundos después de haberse caído en el "pórtico de las desdichas"




Cuando me acerco compruebo que tiene las dos rodillas totalmente agujereadas, es especial la derecha que tiene muy mala pinta, tanto que en la ambulancia le tienen que dar puntos. Se ha ido a caer a 100 metros de la meta, en una zona totalmente llana, y todo por tropezar con el saliente del pórtico de entrada al recinto.

Después de un mal rato vamos a comprobar cómo se ha quedado en la clasificación, pero no ha habido suerte, 4ª en la categoría veteranas +40, a un minuto de la tercera, y es que entraron muchas en unos pocos minutos.

Tras todos estos avatares charlamos con Miguel, organizador del Reto Araque de Jamilena, y no queremos evitar comprometernos con él a inscribirnos por tercera vez consecutiva a esta estupenda prueba (https://www.retoaraque.com); también hacemos corrillo con Paco Tirado y Aurelio, hasta que acabamos hablando de su próximo reto en el que atravesarán la provincia de Jaén, 160 kilómetros a través del GR 48, y todo por una buena causa, la lucha contra el Azheimer (https://www.facebook.com/events/2213862992276891),



 


Y... todo está conectado

Tras esto Merche y yo nos sentamos al solecito a comernos un buen plato de pasta que nos da la organización, y es entonces, sólo entonces cuando me doy cuenta, ¡nada ha sido casualidad!, lo de compartir carrera con Aurelio y Paco, lo de su reto por el Azheimer, esa misma enfermedad que nubla la mente de mi madre y que le hace sentir una ABSOLUTA KALOPSIA, de la cual ya no saldrá, en una especie de felicidad impostada en la que todo parece más bonito de lo que realmente es, afortunadamente para ella.

¡Gracias! a los organizadores por tan bonita prueba, espectacular. ¡Gracias! a la enfermera y ayudantes de la ambulancia, ¡mil gracias! al grupo de compis de mi club de Linares y un especial agradecimiento para Aurelio y Paco por darme la oportunidad de poder correr nuevamente con un par de cracks como ellos.

PD: así estaba la rodilla de mi mujer una semana después tras quitarse los puntos.




Afortunadamente casi un mes después de su accidente podemos decir que ya está totalmente curada.

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