RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 17 de octubre de 2018

VIERNES 12: EXTENUANTE TIRADA DE 40,5 KMS CON MERCHE

Mercedes y yo aprovechamos el festivo no yéndonos de puente, ni dándonos un homenaje, ni tan siquiera una comida..., lo aprovechamos con una tirada bien larga, preparatoria para la Doñana Trail, de hecho, la última tirada larga antes de dicho evento.

No tuvimos necesidad de madrugar mucho, y a eso de las 10 horas comenzábamos el entreno. El circuito elegido era el que suponía atravesar la Sierra Prieta hacia la Sierra del Moral de Calatrava, pasando por Finca Castellanos, Finca Amparo, Finca La Peralosa y tras llegar al pozo y tomar el camino que lleva a Moral de Calatrava desviar por una senda para bajar por una pista a la carretera que une Valdepeñas con Ciudad Real, justo en la zona donde en agosto hubo un importante incendio. 

Íbamos los dos cargados con los chalecos y soft flasks llenos, además de comida. De inicio buen ritmo, no muy por encima de 6´y con el paso de los kilómetros bajando la media hasta dejarla en 6´pelados, todo hasta llegar a Finca Amparo donde Merche sufrió una pequeña crisis que coincidio con el primer repecho. El ritmo decayó desde ese momento, justo en la parte del recorrido más exigente, y es que ella estaba un poco justa después de dos fines de semana seguidos de competición. Tras 23 kilómetros de brega llegamos a la senda que nos llevaría a bajar hacia la carretera y pudimos comprobar los estragos que el citado incendio había hecho en el monte, una pena...

Alcanzamos la carretera justo al tiempo de darnos cuenta de que apenas nos quedaba bebida, y eso pese a que no hacía demasiado calor, pero se daban las condiciones para deshidratarse con facilidad. Llevábamos 27 kilómetros y ahora tocaba ir por la carretera unos 4 kilómetros y pico hasta alcanzar el último camino que nos llevase a casa; sin embargo, Mercedes iba un poco acalambrada fruto de la deshidratación así que decidí continuar por la carretera hasta que alcanzásemos el Complejo Los Delfines donde mi idea era reponer líquidos. Se hizo bastante duro nuestro transitar en línea recta por la carretera, pese a que mantuvimos el ritmo y tras mucha brega llegamos a Los Delfines, donde justo se celebraba una boda. Le pedimos a un camarero que nos vendiera dos Aquarius fresquitos y nos los regalo, así que supieron doblemente a gloria. También cogí una botellita de agua hecha un bloque de hielo y ya tras la reanudación de la marcha, nos fuimos refrescando como pudimos con ella. Pese a restar unos 5 kilómetros se hicieron un tanto pesados y comprobamos, al llegar a casa, que alcanzábamos el final del entreno con la luz roja de la gasolina encendida.

Pero al fin al cabo se trató de un buen entreno de 40,50 kilómetros hechos en continuo, con una buena primera fase a ritmo, y luego supimos sufrir. 4 horas y 25 minutos a un ritmo de 6´41´´, que no dice mucho pero ojalá fuésemos capaces de rendir así durante los 71 kilómetros de Doñana. A tener en cuenta la dificultad del terreno que atravesamos.

Tras este entreno yo había tomado la decisión de bajar definitivamente el pistón, ya que no quiero apretar más a Merche. Ella cree que ya está, y yo, sinceramente, también lo creo. Otra cosa distinta es despejar la incógnita de cómo estoy yo.


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