RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 3 de junio de 2018

SÁBADO 19: TIRADA DE LAS DE NO OLVIDAR CON MI NUEVO GRUPO DE MONTAÑA

Tras una semana magnifica de kilometraje que me hacía pensar que las cosas cambiarían, el sábado 19 quedo con Francisco Tirado (mi amigo gaditano afincado en La Carolina que conocí hace algunos años en Despeñaperros.

Unas horas antes me habían agregado a un grupo de whatsapp "Equipo Montaña" integado por montañeros andaluces de altos vuelos, integrado por Paco, Aurelio, también de La Carolina y compañero de Paco en las batallas montañeras, Jesús, un chaval que trata de no desengancharse de la montaña para pelear con un problema de salud en forma de diabetes, Diego, otro montañero empedernido, y por último Cati, una pedazo de corredora que, por poner un ejemplo, un par de años antes había bajado de las 12 horas en Ronda, quedando segunda de la general.

Habíamos quedado en el Barranco de la Niebla a las 07:30 y pese al madrugón no me cuesta mucho llegar puntual a la cita, quizá por el extra de motivación que tengo.

Cuando llego al punto de reunión compruebo que finalmente Diego nos ha fallado, así que salimos Paco, Aurelio, Jesús, Cati, Atila (el perro de Aurelio) y un servidor. El entreno promete ser duro, como finalmente fue: unos 30 kilómetros con +2000 de desnivel positivos, y es que Paco y Aurelio (junto con Diego) tienen a dos semanas vista la UTBS de kilómetros en Cazorla; en el momento de escribir esta entrada ya sabemos que estos tres cracks han cumplido con creces sus expectativas, ¡vaya cracks!). Para ellos esta jornada será un entreno clave, el último duro antes de su reto, para Cati será un paso más en su preparación a la Riaño Trail Run, una prueba dura por etapas que tendrá a mediados de junio, para Jesús, una manera de adaptarse a su nueva situación de salud, y para mi, bueno, para mi una gran oportunidad de goce, habida cuenta de las ganas que tengo de patear la montaña; lástima que cuente con tan poco tiempo para mirar cara a cara a un reto que merezca la pena.

...Y sé que en otras circunstancias, en otro momento, habría sentido miedo de meterme en semejante lío, pero no, yo estoy en un auténtico "modo montaña" y me siento casi seguro de que lo voy a disfrutar. Salimos subiendo por la empinada senda que lleva al Mirador de los Órganos y al Collado de la Aviación, pero pronto me sorprenden desviándonos y comenzando a ir campo a través entre bosques. Me desubico un poco y me dejo ir, el ritmo es fuerte para ser un entreno y vamos en fila de a uno, como no podía ser de otra forma, yo tratando de seguir la estela de Paco y Aurelio, y tras mía Cati y Jesús. Cuesta charlar si vamos a ir así, pienso...

..Nos desviamos por un bosque cuesta abajo y hacemos un tramo muy complicado que invita más bien a caerse, y no logro ir todo lo cerca de Aurelio y Paco como quisiera. Unos minutos después nos vemos en una zona que me suena, es el Barranco de Valdeazores y la nueva senda que han habilitado. Comienzo a ir más suelto y en esos momentos nos lo vamos pasando muy bien, la mañana es perfecta y los engranajes ya van lubricados. Cogemos la pista hacia Aldea Magaña y subimos, Cati impone zancada y cuesta seguirla, pero para ser francos voy cómodo, y no, no van a haber muchas pistas tan llanas porque pronto cogemos una senda, así va a ser todo el entreno, complicado.

Los siguientes kilómetros ando un poco perdido en cuanto ubicación, vamos hacia Aldea Magaña por unos parajes preciosos que no conozco. El terreno y la vegetación están húmedos y las zapatillas se empapan. Vemos a gente señalizando, hay una carrera de MTB, y nos miran como si fuéramos una pandilla de locos. ¡Quizá en el fondo lo seamos!. En esa parte del recorrido la conversación es interesante y voy pasándomelo pipa. Bajamos a un barranco y vamos paralelos a la valla que separa la Comunidad de Andalucía de Castilla la Mancha y en una parada técnica Cati tropieza con un alambre y se hace una herida que tiene mala pinta. Suerte que Paco lleva botiquín y todo queda en anécdota.

Ahora toca subir por un cortafuegos durillo que nos llevará a Aldea Magaña. Alcanzamos este conjunto de casas en ruinas cuando llevamos unos 15 kilómetros. Mis piernas van cada vez mejor y eso lo agradezco.

Llegamos a una zona de subida por pista algo desagradable: suficiente pendiente como para ser dura, poca pendiente como para andar, así que nos ponemos a correr. Pronto me veo siguiendo a Paco y Aurelio con las pulsaciones subidas y tratando de aguantar, pero siento que si sigo así caeré en picado, así que por unos momentos se me van, y me pongo a andar rápido unos segundos, bajan las pulsacione y reanudo la carrera, la cosa mejora. Al rato ya vamos andando los tres, esperando a Cati y a Jesús, y enseguida aparecen.
 
Ahora toca Continuamos bajando a buen ritmo por la pista hasta que llegamos a un avituallamiento de la MTB y justo en ese momento pasan los primeros clasificados de la prueba. Cati saluda a una chica que está apuntando en un cuaderno de notas, resulta que es una atleta veterana bastante buena, que al dia siguiente va a correr el Campeonato de Europa de Veteranos. ¡El mundo es un pañuelo! pensamos. Cogemos una pista hasta que llegamos a una fuente bastante conocida, que por desgracia está atascada y por el caño no sale nada. A esas alturas de la jornada se nota el calor y merece la pena repostar; no hay problema Paco lleva pastillas potabilizadoras, así que cargamos el líquido elemento directamente del arroyo y le echamos unos cachitos de pastilla. 

Ahora toca subir y subir..., campo a través por una zona llena de musgo, muy bonita y complicada a la vez, salvaremos más de un +500 paralelos al arroyo y las piernas me responden, puedo seguir a Aurelio y a Paco, ellos con sus sticks. Llegamos a una pista, no sé muy bien dónde estoy porque no conozco esa zona del parque, allí nos reunimos los cuatro y de nuevo a subir. Las piernas van calientes y no me cuesta avanzar así que voy disfrutando, y alcanzamos lo alto cuando llevamos unos 20 kilómetros, descubro que estamos en "La cuerda". Tras reunirnos de nuevo los cuatro, avanzamos por el cortafuegos hasta cruzarnos de nuevo con los primeros clasificados de la MTB, pero enseguida giramos a la derecha y bajamos campo a través por el bosque: vamos de nuevo a la pista, a la zona donde comienza la senda del Castañar de Valdeazores, muy cerca del Collado de la Aviación. La bajada es técnica pero logro mantener el ritmo y así, entre pitos y flautas, llegamos al último punto de reunión...

Cati ha demostrado que es una máquina, Jesús tiene un pundonor digno de elogio y estos dos pájaros, Paco y Aurelio, están demasiado fuertes, pero yo sigo teniendo ganas de guerra. Cati y Jesús irán por la senda hasta alcanzar la antigua autovía y desde ahí hacia el Barranco de la Niebla; Aurelio, Paco y yo haremos lo propio, pero en lugar de terminar yendo por la carretera cogeremos una zona de fuerte subida (la más dura que hay en el parque según mis amigos) en la que salvaremos un +300 en un kilómetro, y por terreno complicado. Por la senda metemos dos marchas y nos ponemos a un ritmo frenético y sólo el hecho de que nos topemos de frente con unos senderistas y que Atila huya despavorido hace que cortemos la marcha. Tras agarrar el perro reanudamos la carrera y pronto cogemos ritmo de nuevo. En ese momento yo voy disfrutando como un enano, me siento suelto y fuerte, he comido y bebido y pienso que puedo hacer otros 30 kilómetro en esa guisa (es sólo un pensamiento, claro).

Termina la senda y llegamos a las inmediaciones de la carretera; es entonces cuando tomamos la empinada cuesta y me asusto. Pienso que no voy a poder seguirles. Los pies resbalan en el terreno tan empinado y sus sticks les ayudan, pero yo no llevo. El calor se deja notar, ¡esto va a costar!, y sin embargo pronto me doy cuenta que no va a ser para tanto, miro el GPS y veo como avanza la altimetría lenta pero sin pausa, las piernas pasan por un breve bache pero unos segundos después se rehacen y en esta guisa alcanzamos la zona más alta, a unos metros del Mirador de los Órganos. Creo que lo he logrado. Aún discurrimos entre roca subiendo y bajando unos minutos hasta alcanzar la senda que baja al barranco donde están los coches. La bajada, poco más de dos kilómetros, se hace nuevamente frenética y llegamos a nuestro destino a lo bestia, con las piernas a mil. Allí nos están esperando Cati y Jesús.

Ha sido un entreno tremendo, de 28,5 kilómetros según mi GPS y un +2100, ahí es nada, y me siento muy bien. ¡Menudos compañeros de entreno me he echado!

Tras la oportuna foto me voy sonriendo a casa.







No hay comentarios :

Publicar un comentario