Dormí bien, bastante bien y me levanté a eso de las 07:30. Me duché, y bajé a desayunar, esta vez ligero. me bastó con un café, dos rodajas de piña, unas galletas y un poco de muesli para quedar satisfecho. Después fui a por el dorsal y comprobé que hoy el viento iba a ser el protagonista. Tras esto hice tiempo, porque aún quedaba bastante para la salida. A las 09:30 salimos todos los del Pozo Norte desde el hotel a la zona de salida y nos pusimos a calentar. Yo finalmente tuve que volver al hotel a dejarle la parte de arriba del chandal a mi mujer que estaba desayunando, y ya, sólo provisto de mi equipación, manguitos y guantes, tan sólo fue cuestión de esperar el pistoletazo. En línea de salida 1700 corredores, la mayoría andaluces, pero también había de otros puntos de la geografía española, y también de otros países, quizá por lo internacional, en cuanto a turismo, que es Torremolinos. La estrategia no estaba clara, salir, ir rodando, ver y decidir. Tras estas últimas semanas no tenía piedra de toque y si un montón de entrenos complicados preparatorios para la maratón.
Por fin sonó el disparo, y no hubo que pisar alfombrilla porque el dispositivo era una código de barras en el dorsal, algo arcaico ya. Desde el comienzo salimos Pedro, Rafa y yo a marcar un ritmo aproximado de 4´10´´, sobre todo avisados de que los primeros 6 kilómetros eran bastante duros. Y vaya si lo eran, todo esto aderezado con un viento que ráfagas de desplazaba directamente y te impedía en ocasiones avanzar. ¡Muy desagradable!. El circuito está hecho con mala idea, en el buen sentido. Grandes repechos que se extienden medio kilómetro con pendientes del 5 o el 6%, con bajadas y toboganes que rompen las piernas. Quizá por eso, las primeras sensaciones no fueron redondas, e incluso en el sexto kilómetro me preocupé porque pensé que la cosa no iba bien. Pero se sucedieron los kilómetros, y nos fuimos acercando a la media de los 4´, ya que entre el 7,5 y el 9,5 teníamos una series de bajadas muy muy pronunciadas aderezadas con algún que otro repecho. Ahí la media se disparo haciendo uno de los kilómetros en 3,28. Con el fin de analizar un poco la evolución según Garmin: salieron en los 10 primero kilómetros: 3´55´´. 4´04´´, 04´15´´ (la zona de uno de los repechos), 4´05´´ (también con pendiente positiva), 4´02´´ (menos exigente), 3´52´´ (ahí aprovechamos un falso llano con pendiente algo negativa, pero no pronunciada), 4´05´´ (otro kilómetro con un pedazo repecho de 200 metros con más del 10% de desnivel), 3´53´´ (ahí comenzaban las primera bajadas hacia la zona del paseo marítimo), 3´28´´ (a tumba abierta y muy desagrable muscularmente hablando tanta pendiente negativa), 3´52´´ (parte con desnivel y parte ya en el paseo marítimo). Estos 10 primeros kilómetros los pasamos en 39´32´´ que igualaba mi segunda mejor marca en 10.000 metros. Por entonces yo ya iba bastante cómodo y comencé a ser optimista. El tramo del paseo marítimo era de 6 kilómetros y salvo el viento a fuertes ráfagas, no tenía dificultad en cuanto a giros o desniveles. En ese instante cogí ritmo y formamos un grupillo muy majo. A todo esto, siempre íbamos los tres junto , Pedro, Rafa y yo. Durante este largo tramo los kilómetros se sucedieron disfrutando de veras de las carrera, y maldiciendo al viento, el único inconveniente en esta zona, aunque no nos daba totalmente de cara. El once cayó en 04´01´´, el siguiente en 4´00´´, 4´02´´, 04´00´´, 04´03´´ y 04´04´´ (fijaros si ibamos clavando o no el ritmo). En el 15,5 tocó virar hacia el norte y enfilar una larga y tremenda cuesta con viento en contra. Rafa, a estas alturas ya se había quedado (se quedó aproximadament en el once) y Pedro aguantaba haciendo la goma pero aguantaba al fin y al cabo. Lo siguientes kilómetros eran muy exigentes en cuanto a pendiente pero iba tan fuerte y cómodo que logré aguantar los ritmos: 04´08´´, 04´01´´, 04´10´´ (menudo repecho había aquí), 03´45´´ (cuesta abajo y llaneando). Así llegamos al kilómetro 20, y yo iba con una sonrisa en la cara, porque lo pasé en 1 hora 19 45 y sabía que salvo catástrofe iba a caer mi récord. Nos esperaba lo peor, una pedazo cuesta al 10% que yo ya conocí de correrla con mi mujer el día anterior. Sólo 600 metros, pero vaya metros. Ahí apreté los dientes y las pulsaciones se revolucionaron. Dos runners con los que iba se me escaparon unos metros y sentí los gritos de apoyo de mi gente que estaba subiendo la cuesta andando de vuelta del lugar donde me había animado, el 13. No me verían llegar, pero no importaba. Giramos y sólo quedaban 100 metros de dura pendiente pero se unió el viento en contra, tremendo, y fue el único momento en toda la media en que pensé que estaba sufriendo. Pero enseguida viramos, llaneamos, giramos dos esquinas, y ya, la meta a 200 metros. Esprintí justo para alcanzar a los dos runners que se ma habían ido en la cuesta y también para tratar de bajar de 01:24:00, y a fe que lo conseguí por un segundo, según mi Garmin, 01:23:59 tiempo propio, y 01:24:01 tiempo oficial desde el pistoletazo. Pero claro, con el tema del código de barras, tuve que esperar aún 5 segundos más para que uno de la organización llegase con el aparatito con el lector y marcase el tiempo, realmente oficial, pero injusto: 1:24:06. En cualquier caso, genial, ni en mis mejores sueños. A pensar que estoy en plena carga para la Maratón de Roma, que no estaba para competir y que esta media era la más dura que he corrido en mi vida, echa a mala leche y con el gran inconveniente de las ráfagas de viento de más de 60 km/hora. Por tanto, contento no, contentísimo. Además, el 72 en la general, el 15 de mi categoría y sólo me gano una mujer. De no sé cuantos llegados, pero entiendo que más de 1500.
Bajar mi tiempo en Media en más de un minuto y en estas condiciones me indican que estoy en el buen camino. Otro punto positivo es que la rodilla ni me molestó y muscularmente terminé muy entero. Genial.
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