Se pasó toda la madrugada lloviendo, después gran parte de la mañana y justo a la tarde dejó de llover, justo para recoger unos buenos 20 litros, un pequeño oasis entre tanto desierto que venimos sufriendo. Ya de vuelta del trabajo no sentía mucha motivación por correr, pero hice de tripas corazón y me calcé las zapas. Realicé el circuito de los Cerros de la Aguzadera pero alargado desde el comienzo y con regreso haciendo la Avenida de las Tinajas entera para que me salieran unos 9 kilómetros y medio. El ritmo propuesto era suave, y volvió a ocurrir que no me sentí muy cómodo pero al menos noté que las molestias en forma de agarrotamiento fueron a menos, como si las sesiones de estiramientos estuvieran haciendo su efecto. Merche no corrió
RELATOS
Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.
sábado, 2 de diciembre de 2017
MIÉRCOLES 29: CORRIENDO ENTRE LOS CHARCOS
Publicado por
JAVIER AYUSO
en
10:02
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Etiquetas:
ENTRENAMIENTOS
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