El viernes por la mañana estaba muerto, y por ello no me levanté. Pensé que la semana estaba saliendo desastrosa de nuevo, y que en lugar de hacer los 80 kilómetros previstos me iba a quedar en unos insípidos 52 kilómetros, pero a Dios gracias. Así que me dejé llevar y valoré la necesidad de forzar la máquina en la siguiente. Lo que está claro es que así no cojo la forma
RELATOS
Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.
lunes, 14 de octubre de 2013
VIERNES 10: DE ESOS DESCANSOS QUE NO CABE MÁS REMEDIO
Publicado por
JAVIER AYUSO
en
00:46
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Etiquetas:
ENTRENAMIENTOS
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Javier, en tus circunstancia, el descanso es tan importante como los entrenamientos, si estas cansado no puedes entrenar.
ResponderEliminarSaludos, Emilio.
Esta claro, soy un empecinado. Cuando el cuerpo no puede no puede. Esta semana, sin embargo, la cosa va a mejor..., será porque ya es la última
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