El viernes por la mañana estaba muerto, y por ello no me levanté. Pensé que la semana estaba saliendo desastrosa de nuevo, y que en lugar de hacer los 80 kilómetros previstos me iba a quedar en unos insípidos 52 kilómetros, pero a Dios gracias. Así que me dejé llevar y valoré la necesidad de forzar la máquina en la siguiente. Lo que está claro es que así no cojo la forma
Javier, en tus circunstancia, el descanso es tan importante como los entrenamientos, si estas cansado no puedes entrenar.
ResponderEliminarSaludos, Emilio.
Esta claro, soy un empecinado. Cuando el cuerpo no puede no puede. Esta semana, sin embargo, la cosa va a mejor..., será porque ya es la última
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