Me levanto, me quito las legañas, maldigo por el ritmo de vida que llevo, pero no dudo que tengo que entrenar. Así que abro la puerta y salgo. Al principio voy cansado y sin ganas, pero pronto las piernas me premian, y encuentro el ritmo, me siento mejor. A los 15 minutos de carrera, doy gracias por haber salido, porque comienzo a disfrutar, así que ahí me hallo, por las caminos del norte de Valdepeñas correteando a las 07:25 de la mañana, sabiendo que cuando termine el entreno me esperara un duro día. Estoy deseando que llegue la Madrid-Segovia para poder tener un día para mi solo, un día para reflexionar, para sufrir, pero no para tener ajetreos, estrés y otros avatares que me hagan sentir mal y ajeno. Espero que llegue el día 21 para enfrentarme a mi mismo, a mi reto.
Finalmente me han salido un poco más de una hora y he hecho casi 11.250 metros, terminando los últimos 25 minutos a un buen ritmo y bastante suelto.
Cada vez falta menos para el día 21, entonces el esfuerzo habrá merecido la pena, ¡animo!, los días pasan volando.
ResponderEliminarSaludos, Emilio.
Ya veremos y a ver que pasa. Estoy deseando que llegue, a pesar de que también será un día de sufrimiento, aunque estoy engrudo que disfrutaré
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