Yo no sé si Sevilla tiene un color especial, pero sí sé que tiene un "calor especial". Por algo dicen que es una de las capitales de España más calurosas (como suele ocurrir en ciudades localizadas en las cuencas de grandes ríos). El jueves tarde lo dedicamos a ver la ciudad, aunque tanto Mercedes como yo ya la conocíamos. Nos echamos unas fotillos en los sitios más típicos y la verdad es que pasamos bastante calor.
Suerte que había agua en un montón de sitios, tales como La Plaza de España, Los Jardines de San Sebastian (donde los cuatro metimos los pies en una fuente de agua clara), y menos mal que compramos fruta fresca en un puestecillo colocado estratégicamente para la ocasión. Al final, tarde movidita, en la que anduvimos un montón; tras esto nos refrescamos en el piscina del hotel (Hotel Novotel en los aledaños del Estadio Sánchez Pijuán) y después nos comimos una pizzas en el Telepizza más cercano que encontramos.
Me levanté a eso de las 07:00 sin una pizca de ganas de correr, pero tenía que terminar la semana de la forma más digna posible, así que hice de tripas corazón y salí. Afuera hacía un tremendo calor, calculo que estaríamos ya a 27 grados, por lo que no se hizo muy agradable. Por otra parte, me costaba tirar de mi cuerpo y decidí ir tranquilo. Me perdí un poco, pero de forma planificada, por las calles y avenidas, esperando toparme con el otro estadio de fútbol de la ciudad, el "Benito Villamarín", y lo encontré. Tras esto, regresé por calles paralelas a la avenida de dicho estadio hasta que desvié para encontrar La Plaza de España, y desde ahí seguí el mismo camino que el día anterior habíamos hecho andando. Me salió 1 hora y 5 minutos, en lo que creo que fueron unos 11 kilómetros, no más.
Tras esto tuvimos una agotadora jornada en Isla Mágica, os podéis imaginar. Por momentos pensé que esto también formaba parte de mi entrenamiento para la Madrid-Segovia del mes que viene.
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