Los preámbulos utreranos
Abrí los ojos e intuí que ya era la hora; efectivamente, un par de minutos después comenzó a sonar la musiquilla de la alarma del smartphone de Merche. Así que había que levantarse: otra vez a dar el callo. Pero no nos vamos a engañar, en esta ocasión voy de paquete, de liebre, la protagonista de la historia de Mercedes.
Lo primero que hicimos fue sacar de la bolsa lo que habíamos comprado en la tarde del día anterior en el supermercado de al lado del hostal, lo pusimos todo encima de la cama y allí sentados en el lecho nos aplicamos lo que consideramos que eran las calorías necesarias para afrontar este reto, que en esta ocasión era importante no por los kilómetros o la dificultad, sino por ser cita importante a servir de test para la Maratón de Valencia. Pudimos comprobar al salir a la calle media hora más tarde que no hacía ni una pizca de frío, así que hoy podríamos calentar con poca ropa, la parte buena de la historia, lo malo vendría cuando nos viésemos corriendo con casi 30 grados. No paro de pensar que estamos haciendo demasiadas cosas mal con nuestro planeta, más preocupados de producir, de ensuciar, de sobregirar, que de cuidar y conservar esto que nos permite la vida: el clima ya nos avisa y no sé cuánto tiempo más durarán los avisos, quizá Inés y Jorge acaben sabiendo más sobre esta historia porque Merche y yo somos ya lo suficientemente viejos como para con un poco de suerte no ver derruirse este castillo de naipes.
Sermones aparte, ya en el coche paramos a un chaval que va ataviado de corredor y le hacemos una oferta: le llevábamos en coche a cambio de que nos indique cómo llegar: obviamente accede. Aparcamos en una gran esplanada al lado del complejo deportivo, recogemos el dorsal y nos atemorizamos viendo gente de tremenda pinta, Estamos en Sevilla y aquí cuidan del mediofondo, así que hoy correrá algún que otro semiprofesional junto con populares de todos los niveles. Por un momento me alegro de no tener que hacer mi test para la maratón, porque no estoy para esas guerras, y lo peor de todo es que quizá tampoco hubiera estado listo aunque no me hubiese ocurrido la desgracia del talón 7 días antes.
Nos agarramos bien agarrado el dorsal y comenzamos a calentar; la dosis de adrenalina comienza a fluir por la sangre de Merche y esto tiene sus consecuencias, ya que mi mujer suelta por su boca una idea descabellada: "Javi, quizá estemos a tiempo de inscribirnos en la Doñana Trail, creo que el plazo de inscripción termina hoy". Para quien no lo sepa, la Doñana Trail discurre entre Sevilla y la Aldea del Rocío, 75 kilómetros, también para quien no lo sepa, ya lo corrimos el año pasado, Merche terminó primera de su categoría y para aquella ocasión tuvimos que estar parte del verano y todo el otoño realizando largas tiradas para que estuviese bien preparada. Eso que me ha dicho es fruto de la emoción previa a la competición, así que sé que en frío se le irá esa idea de la cabeza. Charlando y charlando vamos dando una larga vuelta de casi 2 kilómetros alrededor de un parque muy grande, que es donde está ubicada la Ermita de la Virgen de Concepción. El pie me va creando alguna que otra molestia, pero son sólo eso, molestias. La segunda piel que me me he pegado en la herida está haciendo bien su trabajo. Sin embargo no me encuentro ligero, y los seis días parado parece que me han sentado bien mal.
El antídoto contra el nerviosismo: reencuentro con viejos amigos.
Ya en las inmediaciones de meta nos encontramos con Manu, ¿quién es Manu?, es lo que tiene lo de ir haciendo amigos por donde vamos. Manu y Jero son dos tíos estupendos de Marchena con los que compartimos parte del trail de Alpandeire (Málaga) dos años antes, cuando Merche andaba con la cadera arrastra en los meses previos a su primera maratón, la de Helsinki. Nos presentan a sus esposas, una de las cuales va a correr, concretamente irá con Manu en plan test también, porque correrán juntos lo que va a ser su primera maratón, y lo harán nada más y nada menos que en Nueva York, ¡menudo estreno!. Charlamos un rato más hasta que ya no queda más remedio que disponerse a salir. Con tanta cháchara Mercedes se ha abstraido y ha evitado pensar en lo que se le viene encima. Mejor así. Unos 500 corredores y muy buen ambiente; miro a mi mujer y me siento orgulloso y enamorado a partes iguales; su cara denota emoción y responsabilidad, aunque estoy seguro de que el hecho de que hoy le marque el ritmo le tranquiliza.
Dan el pistoletazo y cuesta avanzar entre tanta gente, así que los primeros 500 metros son un poco atropellados, un buen entreno para lo que nos vamos a encontrar en la Maratón de Valencia. El primer kilómero discurre por el Paseo de Concepción hasta que giramos a la derecha para entrar en el parque adyacente y marcamos 5´03´´. Tengo planificado que todo lo que se acerque a 5´10´´ estará bien, pero no es conveniente bajar de 5´para no subir mucho las revoluciones de mi mujer. A pesar del ritmo no se le oye respirar, lo cual significa que ha progresado bastante ya que antes a esos ritmos le costaba mantenerse. Vamos adelantando gente, señal de que quizá hemos salido demasiado retrasados, pero no importa, así va la moral ganando enteros. También hay quien nos adelanta, como Jero, que se echa adelante no sin antes saludarnos; le deseamos suerte y cada uno a lo suyo.
Entre el primer y segundo kilómetro tenemos ya las primeras cuestecillas, y justo en el 1,5 hacen que nos introduzcamos en la plaza de toros, atravesando el alvero de extremo a extremo; muy bonita por cierto, todo un detalle de la organización. Tras esto pasamos por una zona residencial y marcamos el segundo kilómetro en 5´09´´, todo va bien. El tercero y el cuarto kilómetro discurren por la misma zona, en los alrededores del complejo deportivo, cayendo en 5´10´´ y 5´03´´ respectivamente.
Buscando alianzas para que el esfuerzo sea más llevadero. Conociendo a Ana y a Juan.
Tomamos la avenida por donde habíamos calentado y es entonces cuando me fijo en el ritmo de una pareja, un chico y una chica, con la camiseta blanca de la media que nos ha dado la organización (muy chula por cierto); compruebo que llevan buena cadencia y que pueden ser buena compañía, y es que en las medias siempre viene hacer grupillo. Le indico a Merche que nos instalamos ahí, junto a ellos, así que dejamos nuestros enseres y plantamos la bandera. En el primer avituallamiento recojo una botellita de agua para mi mujer, pero apenas bebe, lleva flato. Eso sí, sirve para refrescarse, que falta hace. El kilómetro quinto ha sido algo más lento, quizá por los segundos que se pierden al avituallar y quizá también porque ha sido un poco más rompepiernas con pequeños repechos. Pasamos nuevamente por una parte residencial en los alrededores de la zona de salida y ahora hay menos repechos; veo bien a Merche aunque apenas habla. Yo intercambio cuatro palabras con Juan, que así se llama el chico que va en tándem con la que parece que es su mujer, Ana. El sexto en 5´07´´, otra vez en buenos tiempos; entramos en el parque donde está la ermita, rodeamos la misma para ir a hacia la Plaza de Europa que está muy cerca de nuevo del arco de salida, el séptimo ha caído en 5´09´´, y siento que lo va a conseguir, pienso que puede bajar de 1 hora 50 minutos y no me doy cuenta que estoy instalado en el "cuento de la lechera". La pareja de acompañantes ha cogido unos metros de ventaja y es que han hecho un pequeño cambio de ritmo quizá dejándose llevar por la emoción de las arengas de la gente, su gente, porque ellos son utreranos. Pasamos por meta en el kilómetro 8 y veo que mi mujer necesitará más pronto que tarde engullir su primer gel porque la cara le está cambiando, así que se saca uno de los dos geles que lleva y me lo da, se lo corto con los dientes y se lo devuelvo. El octavo en 5´09´´, seguimos prácticamente clavando los tiempos.
Vienen cambios para Merche: todo está en constante cambio
De nuevo vamos por la avenida por donde habíamos calentado y también donde fue el avituallamiento de cuatro y pico. Llevamos a la pareja unos metros por delante y a Merche le hace efecto el gel. Recojo una botellita de agua en el avituallamiento y dos cachitos de naranja, uno para mi y otro para mi esforzada esposa. Toca portar el agua para dársela cuando me lo pida, son las cosas que tiene lo de hacer de liebre y aguador. Antes del 9º hemos vuelto a pillar a Ana y a Juan, sin embargo el 9º ha resultado algo lento, 5´21´´. Tras un repecho de 150 metros bastante grande tomamos la carretera A8034 que ya desde el principio pica hacia abajo y en seguida cogemos cadencia. Por detrás de nosotros llega un nutrido grupo de más de una docena de corredores a los cuales tratamos de engancharnos; en ese tramos vamos bastante rápidos los cuatro, en algunas fases por debajo de 4´50´´, pero aún así el grupo se nos acaba yendo, aunque no hay que desesperarse, venían de atrás y van claramente de menos a más, quizá justo todo lo contrario que nosotros. Pese al buen tramo el 10º ha salido en 5´16´´, y ello ha sido debido al repechín inicial antes de entrar en la carretera. El 10.000 ha salido en 51´42´´ que para hacernos una idea es la tercera mejor marca en 10 kilómetros de mi mujer tras el 51´25´´ de Alcázar de San Juan de 2015 y del 51´35´´ del 10.000 de Valdepeñas de este verano, y la veo que va bien, muy bien, Merche está cambiando, evoluciona y eso no es más que el fruto de su esfuerzo. Seguimos por la carretera y ahora el tramo es incluso más rápido, el 11º ya dentro de la población lo hemos hecho en 5´01´´, ahí es nada. Nos nos despegamos de Juan y Ana, y Merche y un servidor aprovechamos las sinergias de los ánimos que dan a esta pareja los utreranos del público, tiene pinta de que nuestros acompañantes son muy conocidos allí. Llevamos ya bastantes minutos los cuatro así que como el roce hace el cariño intuyo que acabaremos dándonos los números de teléfono cuando la carrera termine.
Conquistando Utrera
Entre el 11º y el 13º quizá toca ver lo más feo de la media. Toda carrera urbana tiene siempre su parte más dura, menos emocionante, y es como si los organizadores te pusieran esos tramos para que te comas más la cabeza o para que simplemente demuestres que eres un duro corredor que no necesita tanta animación ni cosas bonitas que ver. El desnivel no es complicado en ese tramo, con ligeras subidas y bajadas y no cabe duda que mantenemos el ritmo, sigue vivo el objetivo: el 12º en 5´11´´ y el 13º en 5´09´´. Ahora viene una parte que estamos deseando experimentar: entrar en las bonitas calles de Utrera, aunque sabemos que eso tendrá sus pros y sus contras; los pros están claros y los contras serán el sufrir más cuestas y el patear el adoquinado. Bajamos por la Calle de la Corredera, junto donde unas horas antes habíamos cenado esa magnifica pizza. Juan y Ana no se nos van y es en esa zona donde recuerdo pasar más calor, pero el agua ya se ha terminado. Merche va, simplemente va, ya comienza a convertirse en una autómata, y creo que no le vendría mal tomar su segundo gel, pero hay que esperar un poco más. Giramos por una calle que pica un poco hacia arriba, luego tomamos otra y luego otra, ¡ya estamos de callejeo!. Se han notado las cuestecillas en las piernas porque el 14º sale en 5´20´´. Lo que va a venir después no va a mejorar ya la situación de las piernas de Mercedes: de aquí al final nos encontraremos bonitas calles, cosas que ver, gente que anima, repechones repentinos y tremendos, y además costará soltar la zancada debido al adoquinado, así que muchas veces las chicas tendrán que subirse por las aceras y avanzar lo mejor posible. Pero esto es un avance, lo que ocurre en ese momento de carrera es que nuestras esposas han perdido algo de ritmo, pero sin embargo el 15º lo pican en en 5´16´´ En el avituallamiento de este tramo Merche me dice que no le apetece beber. Le digo que se saque el segundo gel, que no lo deje para más tarde. Me hace caso y con un poco de agua trata de engullirlo. Intuímos que no van a venir los mejores momentos para mi mujer.
Utrera abduce a Mercedes
Pasado el kilómetro 15º vamos por una avenida que pica claramente hacia arriba y conforme van ya las fuerzas de Ana y Mercedes eso es una dificultad más para lograr mantener el ritmo que hasta ese momento habían llevado. Por suerte, tras ese repecho viene todo lo contrario, una bajada rápida que permite recuperar un poco la cadencia y el 16º logramos que salga en 5´20´´ que no está mal. Ya cuesta ir por debajo de 5´15´´. Para colmo viene una zona de fuertes repechos, pasamos por el Arco de la Villa en lo que va a ser un sufrimiento constante hasta lo que queda de media. De nuevo para abajo y otra vez para arriba, con tanto sube y baja el 17º en 5´30´´ y llevamos 1 hora 28 minutos y 34 segundos. Echando cuentas todavía es posible hace 1 hora y 50 minutos, incluso se podría bajar de 1 hora 50, pero para ello habría que recuperar el ritmo de los primeros 10 kilómetros, y comenzar a marcar 5´10´´, pero todo esto se antoja prácticamente imposible, máxime sabiendo que lo que queda de recorrido va a ser más bien duro. Entre el 17º y el 18º vamos constantemente arengando a nuestras esposas, las dos van ya con el candado echado. Juan bromea con el hecho de que Mercedes es dura de roer y no hay manera de que su mujer se despegue; unos minutos antes hemos comentado sus edades y ya sabemos que ambas son de la misma categoría, con lo que esto se ha convertido en una amigable hostilidad, es decir, en una sana y bonita competencia. Ese kilómetro es un poco más feo y con algo menos de animación y pese a todo nos sale en 5´21´´ por lo que recupero un poco el optimismo. De nuevo algo más de animación, estamos llegando a la zona del centro, donde habíamos visto mucha gente la noche anterior, pásamos por unos pasajes muy bonitos jalonados de lo que parecen ser unos arcos árabes y trato de que esto espoleé un poco a Mercedes, pero ya es difícil, va con el piloto automático. La animación ayuda un poco a mi mujer, pero no lo suficiente, le pesan ya demasiado las piernas y comenzamos a comprobar como Ana y Juan se nos van cuando tenemos que acometer la enésima cuesta. El 19º en 5´19´´ y ya vamos en franca caída, aunque ella vaya luchando como una valiente. De nuevo una avenida que pica un montón, está resultando una media muy muy dura, y por fin enfilamos por la avenida que nos lleva ya al complejo deportivo, ¡por fín!. Antes de entrar en el Paseo de Consolación ticamos el 20º en unos 5´35´´ que no son más que la constatación de que mi mujer está sufriendo. Por más que trato de que sus piernas se reactiven ya va a ser imposible, y el último kilómetro se hace bastante duro, sobre todo cuando vemos ya cerca lo que creemos que es el arco de meta, pero no, todavía da recorrido para desviar a la izquierda y realizar una vuelta a la manzana que deja a mi mujer tocada y hundida. Aún así tira y tira hasta el último giro y enfilamos meta a sabiendas de que ya no es posible bajar su marca. 1 hora 51 minutos 24 segundos, a menos de 20 segundos de su mejor récord personal, hecha dos meses antes en Torralba, pero esto no ha sido una media fácil: 163 metros de desnivel positivo lo atestiguan; además está bien medida, me ha salido 21,190 metros, y para colmo el calor tampoco nos ha ayudado, así que felicito a mi mujer nada más terminar y tras esto llega la satisfacción por haber cumplido.
El cuarto tiempo
Como si de rugby se tratara llega después el cuarto tiempo. La organización nos ha puesto un camión con cervezas fresquitas, y las shandy están de vicio. También nos dan agua y aquarius bien fríos. Un acierto lo de tener las bebidas en hielo, y es que estamos en Sevilla y ellos tienen un máster sobre cómo tomar medidas contra "la calor". Toca charla larga y tendida con Juan y Ana, que han hecho un carrerón, sacándonos 20 segundos. Cuando miramos la clasificación la verdad es que nos sentimos mejor:
Merche ha sido 356 de casi 500 llegados, y lo que es lo más importante, la quinta de su categoría de un total de 9 veteranas B llegadas , Ana ha sido 4ª, 1ª local y ambas han estado a menos de dos minutos de la 3ª veterana B. Merche está a menos de 5 meses de cambiar categoría y esto nos indica que con un buen envejecer la cosa puede pintar mejor. Si lo analizamos por sexos, pues mejor si cabe: la 13º de 35 chicas llegadas.
Merche ha sido 356 de casi 500 llegados, y lo que es lo más importante, la quinta de su categoría de un total de 9 veteranas B llegadas , Ana ha sido 4ª, 1ª local y ambas han estado a menos de dos minutos de la 3ª veterana B. Merche está a menos de 5 meses de cambiar categoría y esto nos indica que con un buen envejecer la cosa puede pintar mejor. Si lo analizamos por sexos, pues mejor si cabe: la 13º de 35 chicas llegadas.
Nos hacemos varias fotos con nuestros compañeros de viaje, incluso nos vamos a estirar juntos, que falta les hace a nuestros viejunos músculos. Tras esto nos encontramos con Manu, Jero y sus mujeres y también compartimos con ellos un estupendo cuarto tiempo. Me bebo hasta tres cervezas, que me sientan a cual mejor y es momento de comentar nuevos retos y revivir las viejas experiencias por montaña. Y tanto hablar, tras el esfuerzo, da hambre, así que toca el largo regreso a casa, como siempre. Hacemos caso a Manu y su recomendación de parar en la Venta del Rey, un restaurante de comida casera en un punto en la carretera entre Marchena y Écija; nos ha dicho que allí se come mejor que bien. Eso hacemos, y cerramos el círculo comiendo una lengua en salsa que "quita el sentío", y no desemerece el flamenquín casero ni la rica paella.
Siendo un poco egoista aquí el protagonista secundario de esta humilde historia hace balance físico: mi pie no ha dado apenas ruido, pero en cambio siento considerables molestias en ambos isquios y estoy muy agarrotado. Demasiados daños colaterales para tampoca guerra, y se constata que no estoy para maratones, al menos para maratones en busca de tiempos.
Y es así como metemos en nuestra amplia, aventurera y repleta mochila una experiencia más, y ya son muchas, luchando contra la edad y tratando de conservar este espíritu de lucha y movimiento que se nos ha metido en las venas. El reto de la cuarta maratón de Mercedes ya está ahí a la vuelta de la esquina, será una maratón masiva, una experiencia nueva para ella.
Unas fotos desordenadas
Y es así como metemos en nuestra amplia, aventurera y repleta mochila una experiencia más, y ya son muchas, luchando contra la edad y tratando de conservar este espíritu de lucha y movimiento que se nos ha metido en las venas. El reto de la cuarta maratón de Mercedes ya está ahí a la vuelta de la esquina, será una maratón masiva, una experiencia nueva para ella.
Unas fotos desordenadas
Merche, Jero y Manu en el Trail de Alpandeire de 2015. Foto de archivo de esas que se quedan grabadas en la retina
El doble tándem de Utrera y además en un tramo rápido. Bonita foto
Ana y Juan a su llegada. ¡Felicidades campeona!
Merche y un servidor. Merche hizo un gran esfuerzo y es para estar muy contentos
Ana con su trofeo como primera local. Seguro que le mereció la pena la brega
De izquierda a derecha: Jero, Manu, mi Merche y un servidor, inmersos en el cuarto tiempo
De izquierda a derecha: fabulosa lengua en salsa y estupenda paella. Cortesía de Venta del Rey, recommended by Manu
Foto de los cuatro con nuestra sufrida medalla
Y en esta posamos más satisfechos si cabe
Agradecimientos a la organización, media maratón muy recomendable, todo muy bien organizado. Con el paso de las ediciones debería arraigarse y hacer que salgan más utreranos a las calles para impregnar las mismas de ese espíritu andaluz que tanto nos gusta a todos
Gracias por leernos
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