Es lo que toca y realmente no me apetece otra cosa en estos momentos. Voy haciendo una hora cada días, sin pretensiones, sin presión. Espero tiempos mejores que querría que llegasen, y mientras tanto continuo mi camino, mi camino lineal.
Hoy tocaba salir con menos motivación que en los anteriores días. Pero como no aguardo a que llegue la noche todo es más fácil (lo de correr de noche sí que requiere de más determinación).
Así que he salido suave y pronto he comenzado a sentir los síntomas digestivos del primer plato de lentejas que nos hemos comido Merche y yo en el restaurante del Simply. Pero no he hecho mucho caso a mi estómago, y he seguido zancada tras zancada, satisfecho de otro día sin molestias y sobre todo sin prisas.
He subido el Cerro del Ángel campo a través y he bajado el mismo también por otro camino y al final he rodeado por el aeródromo para hacer 10 kilómetros justos y cabales.
La semana, la primera semana de este enero ya se está completando.
No hay comentarios :
Publicar un comentario