RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 7 de diciembre de 2012

VIERNES 7: EL PREÁMBULO DEL ABISMO

Hace muchos años, cuando hice el servicio militar en la Brigada Paracaidista, tuve la oportunidad de hacerme profesional, es decir, dejar de ser de reemplazo y estar año y medio en lugar de un año. Casi me convencen; el problema era que había que tirarse con paracaidas desde lo alto. Recuerdo que dije que sí, pero aquella noche no pude conciliar el sueño pensando que se sentiría al tirarse al vacío, y sentí tanto miedo que a la mañana siguiente renuncié. Tras la Maratón de Valencia, la Maratón de Castellón representa casi esa sensación de tirarme al vacío nuevamente, es como el abismo. Me he tirado ya dos veces antes, y esta es la tercera y quizá la más emocionante de todas porque ahora tengo miedo.

En este contexto me he ido esta mañana a corretear otro poquito con el fin de mover las piernas. Nada importante, y sin planificación. He hecho cuatro kilometrillos a casi 6 minutos y el cuerpo me pedía marcha, pero ya se la daremos el domingo.

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