El miércoles por la tarde tenía programado retomar una costumbre ya perdida: la de hacer series. Calente poco tiempo, el que va desde casa al inicio del Camino de Membrilla y me puse a correr. La primera me salió bastante mal, entre que no me acostumbraba a las nuevas zapas, las Nike Fresh Foam Zante y que estaba cargado, encima en pendiente. Un primer 1200 metros que costó, pero al menos no tenía que agobiarme por el ritmo o por el crono porque eran series por sensaciones. Trote hasta el final del asfalto para recuperar, doy media vuelta y a por otro 1300. Ahora va mejor, quizá porque voy bajando, quizá porque las piernas van entrando en faena, el caso es que llego bastante asfixiado a la finca arbolada, donde había marcado el final. Troto unos metrillos, me paro un poquito y media vuelta, ¡a por la tercera!, que sale algo mejor que la primera pero también me asfixio. Casi terminando me cruzo con Mercedes que está terminando su entreno, se le ve mejor que a mi. Cuando llego al final, tras el trote recuperativo me animo para mis adentros, sólo queda una, y salgo, con mejores sensaciones, más constante, le voy cogiendo la onda a las zapas y no voy tan exigido. Llego abajo y ahora toca descalentar en el kilómetro que me separa hasta casa. 8 kilómetros bien empleados.
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