El martes, ese día en el que corro con mi mujer por la tarde. El cielo no acababa de romper, y falta hacía que lloviera. Pasamos por el cementerio, cogimos la Carretera de San Carlos, luego a la Gatera, subimos y cogimos el camino para bajar por la "cuesta de la mujer", carreterín y en seguida camino para enlazar con el camino asfaltado que termina en el tanatorio nuevo. Merche iba regular con la rodilla y no tuvo su mejor día, pero aún así el olor a tierra mojada fue una bendición. Nos cayeron cuatro gotas nada más, una pena. En cuanto a kilómetros casi 12 a un ritmo medio un pelín por debajo de 6´
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