Otra vez Manzanares, otra vez las 14 horas y otra vez el acecho de la deshidratación. Tocó enfundarse de nuevo la mochila y en esta ocasión fui a un camino donde me gusta hacer series con una ligera pendiente negativa. Tras 18 minutos de calentamiento llegué al sitio donde había que dejar la mochila y la camiseta y me fui corriendo suave hasta el otro extremo del camino donde comenzaría a realizar las series, de unos 550 metros. Me sentí suelto, aunque el viento en contra dificultaba un poco. Tras cada serie me refrescaba un poco y volvía al trote, así hasta en tres ocasiones, y tras esto de vuelta a la bodega. Casi 10 kilómetros bien empleados. Muscularmente evoluciona favorablemente.
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