Había que conseguir doblegar a la comodidad. Me volví a echar la bolsa de deporte, volví a comer en muy pocos minutos delante de mi ordenador y aunque ya tenía en mi haber 67 kilómetros acumulados, había que volver a salir. Me lo tomé en esta ocasión con más calma y desde las primeras zancadas sentí que iba menos cargado de lo que últimamente acostumbro. También hacia menos calor que el miércoles, así que al final no fue EL LEÓN TAN FIERO COMO LO PINTAN. Incluso podría decirse que llegué a disfrutar por momentos en algún instante. Me salieron unos 10,5 kilómetros bastante lineales, eso sí, pero muy satisfecho tras sentir que al menos en esta semana mi volunta había doblegado a mis miedos, mis comodidades y mi falta de tiempo.
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