El martes por la noche decidí salí a corretear para ir eliminando lo mejor posible tanto lactato. No me dolía nada más que los dos gemelos por las dichosas agujetas y me sentía con ganas. Me fui en coche al parque y allí di 5 vueltecillas, la primera de ellas muy despacito porque los gemelos me molestaban mucho, pero en cuanto comenzaron a entrar en calor todo fue yendo mejor. En las últimas vueltas me sentí un poco raro, no cansado ni mareado, sino más bien sin ganas de continuar y me paré tras 30 minutos de carrera.
En cualquier caso mucho mejor vuelta al tajo que la que experimenté tras la Maratón de Estocolmo, ya que tenía lo pies bastante hinchados, me molestaban las caderas y estaba como acartonado.
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