No acostumbro a meter intensidad los viernes, pero en esta ocasión había decidido descansar el sábado ya que ibamos a viajar primero a Linares, a dejar a los niños, y luego a Madrid para nuestra cita con la Media Maratón Villa de Madrid. Por tanto, ya casi a la noche me fui por el circuito de detrás de los Cerros de la Aguzadera a un ritmo alto con el fin de seguir con mis planes de no dejar de realizar entrenos de índole anaeróbico durante todos estos meses. Así que moviéndome por debajo de 4´30´´ el kilómetro llegué al pie del citado cerro tras 6 kilómetros intensos. Una vez allí apreté los dientes y subí a buen ritmo por la carretera, sin frontal y medio a oscuras. La bajada se hizo más peligrosa, porque el terreno es muy irregular a pesar de conocerlo bien. El regreso a casa lo hice soltando zancada y disfrutando bastante de un entreno atípico por el día en el que fue realizado. Finalmente 10,4 kilómetros y bastante satisfecho.
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