Miércoles, otra madrugada más, y ahí estoy yo de nuevo corriendo por obligación. Las zapatillas se me pegan en el mosto vertido en el asfalto de las calles que me llevan al parque, y es que este año es de récord en cuanto a uva. Hay montones de tractores que a las 7 de la mañana aún esperan para poder dejar su uva en el gigante Felix Solís, y yo no me puedo preocupar mucho por ellos, porque bastante tengo con lo mío. Llego al parque, doy un par de vueltas y comienzo a practicar cambios de ritmo de unos 300 metros. No son muy intensos, pero al menos las sensaciones no son malas del todo. El problema es que no tengo mucho tiempo y por ello apaño el entreno volviendo a casa cuando sólo llevo unos 40 minutos. Al final me salen unos 50´de entreno, insuficiente a todas luces para lo que me quería traer entre manos.
He leído sobre la gran cosecha de uva y también sobre los problemas de almacenamiento, ya que las estimaciones sobre la cosecha fueron claramente a la baja, corriendo el riesgo de que no se pueda procesar toda la uva que hay en las viñas.
ResponderEliminarParece que poco a poco vas ganando en confianza, el esfuerzo que dedicas ha de tener su recompensa.
Saludos, Emilio.
Lo de este año ha sido a todas luces inusual. Todavía a largas colas por la noche y estamos en la tercera semana de octubre.
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