Tras el entreno del lunes, con las cuestas por medio, tenía ciertas molestias en las articulaciones, pero no muy reseñables. Había que tener en cuenta que tras los 36 kilómetros del sábado, el entreno del domingo y las cuestas del lunes, había acumulado unos exigentes 53 kilómetros en mis piernas, con casi 6 horas utilizadas. Por ello, fui en coche al Parque Cervantes, con la idea de descargar yendo despacito. Pero como me junté con Enrique Cidfuentes del Extenuación Valdepeñas, enseguida nos dimos cuenta que íbamos por debajo de 5´el kilómetro. Pero la cosa fue peor, entre charla y charla nos vimos a 4´20´´ prácticamente. Luego se unió José María Camacho, otro extenuado, y bajamos un poco el ritmo, pero a los pocos metros ya estábamos acelerando de nuevo. Y como en esto del running no hay ni Guardia Civil ni radares, ni multas, pues ya se sabe...
No me encontraba mal del todo pero sí notaba todo el esfuerzo de los días anteriores, así que a la octava vuelta, y unos 8.300 metros, dí por terminado mi entreno, que duró unos 38´.
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