Los viernes no suelen ser muy propicios para entrenar. Me gusta emplearlos para salir a tomar unos vinos con mi mujer; pero es cierto que estaba enlazando un montón de sesiones sin descanso, por lo que ese viernes decidí salir a correr al mediodía, en mi descanso laboral en Manzanares. Hacía un calor de justicia, en torno a 34 grados a eso de las 14 horas, aún así desde las primeras zancadas no me sentí muy mal, fui encontrando sensaciones en las piernas pese a la dificultad para correr con esas temperaturas. A partir de la mitad de la sesión, también propiciado por una brisa que me ayudaba a llevarlo mejor, metí una marcha más y encontré mejores sensaciones. Al final algo menos de 9 kilómetros cerrando otra semana muy buena, en esta ocasión de 84 kilómetros y sin molestia alguna
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