Convecía nuevamente a mi mujer en un día en el que había hecho mucho calor, casi 40 grados, así que decidimos salir a correr tras la cena. A eso de las 22:30 cogíamos el Camino del Peral para luego hacer el circuito del aeródromo. Había caído una buena tormenta minutos antes y todo estaba lleno de charcos con un olor estupendo a tierra mojada, lo que hacía que el ambiente estuviera fresquito y se pudiera correr. El regreso fue algo mejor, por el Camino del Bajo Peral aunque yo comencé a notar problemas digestivos. Merche notó carga en la cintilla en varias fases de la sesión y tuvo que parar en una ocasión a estirar.
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