El sábado Merche y yo salíamos juntos a correr por la tarde tras la comida. No mucho, tan sólo unos 10 kilómetros en los que lo peor fue que no hicimos bien la digestión y para colmo el aire nos daba de frente a la vuelta. El ritmo fue lo de menos, pero esta sesión serviría de enlace con la tirada que al día siguiente íbamos a hacer en Despeñaperros de más de 30 kilómetros.
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