Si el entreno del martes de la semana anterior había sido estupendo, de esos que dejan buen sabor de boca y mucha confianza, el del martes pasado fue justamente todo lo contrario; dispuestos a subir el Cerro del Ángel campo a través (son 100 metros de desnivel positivo en unos 700 metros, y los últimos 300 resultan bastante duros) salimos de casa en una tarde que era un premio si tenemos en cuenta el fresquito que hacía y lo calurosos que habían sido los días anteriores. Sin embargo mi mujer tenía uno de esos días de piloto en rojo, falta de fuerzas y cansancio acumulado, así que le costó mucho correr sobre todo en los inicios, y no digamos subiendo el cerro. Ya ascendiendo comenzó a sentir otro síntoma negativo: le faltaba el aire debido al asma que a veces le da, bajando la cosa no mejoró y definitivamente por la vía de servicio pasó lo peor, ya que no le llegaba el gas vital a sus pulmones. Menos mal que con el paso de los minutos la cosa no empeoró y el último tercio del entreno lo hizo algo mejor, pero desde luego sin disfrutar. 9,5 kilómetros bien sufridos por su parte, y en mi caso, al menos fueron sin molestias.
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