Tocó salir el miércoles por la noche; eso sí, había poco que hacer: 7 kilómetros suavitos. Fui al parque y allí me encontré con dos extenuados runners: Miguel Ángel Laguna y Megía, lo cual supusó que las cuatro vueltas a dar al parque se pasarán muy rápido. Me desearon suerte en Roma y enfilé a casa. Me esperaban unas horas de locura: la cena, acostarme para apenas dormir tres horas, levantarme a las 02:00, viaje a Barajas, y de ahí a Roma. He de decir que descansé bastante y que no se hizo excesivamente pesado; a las 08:50 estábamos en Roma, y a las 11:00 en el Bed And Breakfast donde nos alojamos.
En la entrada siguiente os cuento algo más
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