Absolutamente maravilloso el año que se ha marcado mi mujer. En menos de 365 días ha batido en dos ocasiones su marca en maratón, rebajándola de 4 horas y 1 minuto en los actuales 3 horas 52, ¡ahí es nada!. Pero además, ha corrido dos medias maratones en 1 hora 51 minutos, la primera, en Torralba, supuso batir su marca en casi dos minutos y la segunda, la dura media maratón de Utrera, hecha con un calor de justicia me dejó claro que está para bajar de 1 hora y 50 minutos, pero eso ya tendrá que ser en 2018. En cuanto a los 10.000, una distancia que no le gusta nada, disputó sólo dos, el de Valdepeñas en verano, con 35 grados, y estuvo a punto de bajar su marca, con unos 51 minutos y pico, pero ha sido en Daimiel donde se ha destapado, como podréis comprobar ahora en mi crónica. No puedo olvidar, ni debo, el gran Ultra Trail de los Castillos en el que resultó ganadora, o las pruebas de montaña que se ha marcado, un total de 9 (3 del circuito de Ciudad Real, 2 del circuito de Jaén, dos del circuito extremeño, una en la provincia de Málaga y otra en la provincia de Cuenca), y con 7 trofeos que sumados al obtenido en el de los Castillos..., pues que os puedo decir..., ha sido como un sueño.
Pero vamos a la crónica...
Nos desplazábamos a Daimiel Inés, Merche y yo, sabiendo que íbamos a pasar bastante frío. Cuando llegamos todavía no había mucho ambiente, a pesar de que luego en la carrera hubo casi 1500 locos en la línea de salida. Yo me encontraba bastante desmotivado, por razones obvias, y por ello resultó una jornada algo triste para mi, pero salpicada con el subidón de ver a mi mujer a tope. Eso sí, me costó hablar con los conocidos, me sentía un poco fuera de lugar por mis circunstancias.
A las 11 horas y 30 minutos daban la salida y casi no me dio tiempo a relajarme. Me situé en el kilómetro 5, al lado de la entrada al estadio y a los 15 minutos y pocos segundos pasaban los dos primeros, ¡vaya cracks!, Merche pasaba por el ecuador de la prueba con un tiempazo de 24 minutos 30 segundos. No me cabía duda de que iba a pulverizar su marca. Pero es que en unos pocos minutos ya llegaba el primero. A partir de ahí las sensaciones fueron agridulces, viendo llegar a los corredores y no sintiéndome corredor.
Merche me dio la alegría de la mañana marcando finalmente 49´y unos pocos segundos, 2 minutos menos que su anterior marca.
Tras estar de charla con los amigos y saborear las ricas cosas que había puesto la organización (yo no tomé nada, porque no me lo había ganado), nos fuimos a casa con la sensación de que el año ya se había completado, ¡y vaya año el de Mercedes!
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