Había que ir a trabajar el lunes, pero después de eso tenía ante mí una semana entera de vacaciones, y no sé como poder expresaros la alegría que eso supone para mi, es como revivir. Al mediodía tuve un problema con el coche, así que decidí llevarlo al taller y pedir la tarde, aunque luego acabé yéndome a casa sin ir a la cita con el mecánico (realmente creo que lo he resuelto yo solo). Después de toda la tarde trabajando en mi despacho, que allí también tengo tarea, llegó Merche de su dura jornada, momento en el cual aproveché para irme a correr. Estaba tan desestresado por la idea de tener vacaciones que me apetecía pegarme un buen entreno, y eso hice. Me puse el frontal, la camiseta de tirantes y me fui por el camino que me lleva al este a San Carlos del Valle, hasta que se me hizo de noche. El ritmo vivo, y las piernas fenomenal, ¡menos mal que las nubes se van abriendo!. Continúe y continúe hasta llegar al cruce de caminos donde el viernes anterior había girado a la izquierda, pero ahora llevaba luz y proseguí un poco más, sabedor de que conocía el recorrido. Llegué al cruce planificado para coger el camino de la izquierda que me llevaría al Paraje de las Aguas y de allí al del Peral, y de ahí a casa. Iba muy contento porque el ritmo era bastante bueno, a pesar de que corría por caminos a oscuras. En algunos momentos por debajo de 4´15´´. Las piernas no pesaban y querían seguir así, por lo que llegué a la Carretera de San Carlos del Valle, la atravesé y desde ahí bajé rápido hasta el Peral, el cual crucé como una exhalación y cogí el camino que me llevaba a casa en un entreno que me estaba poniendo una sonrisa de oreja a oreja. Comencé a aumentar el ritmo y los últimos cuatro kilómetros los hice a 4 minutos pelados y mondados.
Finalmente le faltaron unos cincuenta metros para hacer 22 kilómetros y me salieron 1 hora y 43 minutos, que está muy bien teniendo en cuenta las grandes cuestas del recorrido, sobre todo en los primeros 8 kilómetros, y que comencé suave.
Esto del running también se mueve por sensaciones y estados de ánimo. Se puede ser sabedor de cómo te encuentras, de que puedes conseguir tu objetivo, puedes simplemente estar confiado en que tus piernas pueden, también podría tratarse de intuición, intuir que estás mejorando que las cosas van a mejorar, o simplemente quieres tener esperanza en que las todo está empezando a funcionar. En estos días no me preocupo de mi estado de ánimo, con tener de vez en cuando entrenos como el de ayer me doy por satisfecho
Gran entreno este del lunes, tu lo has resumido al final, poco mas se puede decir, que alegrarse de las alegrías que días como este nos depara esta actividad.
ResponderEliminarUn abrazo, Emilio Díaz.
Sí Emilio, ya no me atrevo a decir que estoy mejor, que estoy encontrando mi equilibrio. Quizá lo ideal sea disfrutar y no pensar mucho
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