El miércoles tocaba salir a correr de nuevo con la idea de no hacerlo simplemente para sacar las piernas a pasear, sino meter intensidad en una distancia de 13.100 metros. Comencé suave para que la pierna derecha entrara en calor, ya que la sentía agarrotada en la parte de atrás, de los isquios y gluteos, pero no era una sensación preocupante, simplemente algo cargadas del esfuerzo del domingo pasado. Aún así, a un ritmo más vivo de lo habitual, fui calentando a eso de 5´20´´ para llegar al Peral, donde cambié un poco el ritmo y me puse por debajo de 5´y en algunos tramos, por debajo de 4´20´´. De sensaciones y pulsaciones bien, de soltura no tanto. Finalmente conseguí sacar una media por debajo de 5´ y acabé más o menos satisfecho.
Está claro que haciendo menos kilómetros mi cuerpo no responde mejor. En estas tres semanas desde la Maratón de Sevilla he bajado el pistón una barbaridad, entrenando un día sí y uno no; sin embargo, lo del domingo fue lo suficientemente exigente como para no recuperarme tres días después. Prefiero las sensaciones musculares que obtenía cuando la carga kilométrica era mayor y entrenaba a diario. Pareciera que a mi cuerpo le va el trabajo largo y constante, pero no muy intenso.
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