Otra noche más, salí para conseguir completar una digna semana de entrenos. Cogí el circuito que va por detrás de los Cerros de la Aguzadera, volviendo por la vía de servicio de la AIV. No llevaba malas sensaciones, sin molestias, como estaba ocurriendo en los últimos entrenos. Llegué al pie del Cerro del Ángel y lo subí por la carretera, sin pausa, y "apretando el culo". Bajé suelto, pero sin forzar y me dirigí al Parque Cervantes, desde ahí. Llegado a este recinto, dí una vuelta al mismo y desde ahí a casa, dando un pequeño rodeo para conseguir realizar los casi 15 kilómetros que estaba buscando.
El optimismo comenzaba a llegar a mi hogar
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