Cada día que ha ido pasando me he ido sintiendo culpable por no actualizar este blog. Han ocurrido muchas cosas que hoy os voy a contar, y no sé si os interesarán o por el contrario ni las leeréis, pero yo descargaré la información en este vehículo con el fin de dejar reflejado lo que aconteció y al paso, descargar sentimientos retenidos.
El martes madrugué, por no tener otro remedio, y fui al Cerro del Ángel para realizar tres subidas por la carretera, frontal incluido. La primera no fue muy cómoda, pero la segunda y la tercera se dieron algo mejor, y pude completar las bajadas con cuidado de no dejarme un tobillo en los muchos agujeros del carreterín, que de noche no se distinguen.
Los días se acortan y amanece más tarde, de manera que fue ya regresando a casa cuando comenzaron a aclararse las sombras para dar paso a la primera luz del día. Yo estaba satisfecho porque llevaba unos días entrenando más fuerte de lo que últimamente estaba siendo tristemente habitual.
Al final hice 11 kilómetros.
Lo he conentado alguna vez, tiene merito salir de noche y sin luz a entrenar.
ResponderEliminarSaludos, Emilio.
Es algo a lo que yo no logro acostumbrarme. Hace un rato me he ido por caminos desconocidos de noche, y con el riesgo de quedarme sin pilas, y la verdad es que no me gusta, pero o eso o no salir, o hacerlo por terreno duro
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