El lunes madrugué con la intención de salir a correr y cuando comencé con mis primeras zancadas el dolor en el tibial era tal que me di media vuelta y desistí. Durante todo el día estuve cojeando teniendo verdaderas dificultades para andar, y maldije mi mala suerte, porque parece ser que es imposible que pueda coger la forma haga lo que haga.
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