Papá, ¿de qué color son los sueños?. Hijo mío, en tus sueños el color lo eliges tú, por algo son tuyos.
Hoy siento que es un día especial, porque en la vorágine de entrenos en la que estoy inmersa ya desde hace tanto tiempo, nunca había hecho algo como lo de esta mañana, y me siento bien por ello; digamos que como el niño del ejemplo, que quería poner color a sus sueños, yo hoy los he pintado de todos los que me ha apetecido...
Hoy siento que es un día especial, porque en la vorágine de entrenos en la que estoy inmersa ya desde hace tanto tiempo, nunca había hecho algo como lo de esta mañana, y me siento bien por ello; digamos que como el niño del ejemplo, que quería poner color a sus sueños, yo hoy los he pintado de todos los que me ha apetecido...
Tras una semana dura en la que, como últimamente, me ha tocado compaginar un montón de cosas, llegué al viernes por la noche aún con vida y con ganas de hacer realidad uno de mis retos: un entreno de más de 42 kilómetros. Era el momento idóneo, ya que mis piernas se están acostumbrando a estas largas tiradas, así que tras varios intentos fallidos, planifiqué mi recorrido:
Había que ir hacia el Paraje del Peral, de ahí coger la Carretera de La Solana hasta salirme de la misma para bordear la parte de atrás de la cadena de sierras, justo como había hecho hace dos sábados; en esta ocasión tenía que llegar hasta San Carlos del Valle (hace 14 días me desvié justo un par de kilómetros antes), tenía que atravesar dicha población y bajar por la Carretera del Pozo de la Serna, que une ambas poblaciones. Llegada a esa pedanía, tenía que coger un camino directo a Valdepeñas. Mas de 43 kilómetros.
Madrugué y terminé de preparar todo lo que la noche antes había dejado ya dispuesto: Garmin cargado, Iphone, la bolsa de agua de mi nueva mochila en el frigorífico, cereales en un bote para comerlos cómodamente, móvil, gafas, gorra, ..., lo de siempre.
Desayuné ligero y salí de casa a las 07:45 horas. Ya desde el comienzo desenfundé el Iphone para sacar mis primeras fotos, ésta en la Avenida que hay cerca de casa, antes de coger el primer camino:
La mañana era estupenda, no hacía mucho calor y apetecía correr. Me encontraba bien, sin molestias, con la nueva mochila superajustada al cuerpo y dispuesto a "comerme los kilómetros". En cuanto al ritmo inicial, algo más de 6´por kilómetro.
Ya en el camino hacia el Paraje del Peral eché unas fotos:
Las vides cada vez más impresionantes. Pronto podré probar las uvas...
Desvié por un camino menor que enfilaba hacia la Sierra del Peral. Como se puede apreciar, el Sol iba a ser mi compañero de viaje en este tramo.
En el kilómetro 4 aproximadamente, con un ritmo que se comenzaba a acerca, en media, a 6´, crucé la Carretera de La Solana, buscando el Camino del Peral..No necesitaba beber agua porque hacía fresquito y no era cuestión de malgastarla
Cogido el Camino del Peral, enseguida tomé otro camino, el de la derecha, que me lleva igualmente a ese paraje.
Pronto atisbé la arboleda de este lugar de recreo, donde los valdepeñeros vamos a menudo a cobijarnos en la sombra de los árboles..
Y disfrutaba de la mañana, aún sin ir nada cansado...
Aproximadamente en el kilómetro 6, con buenas sensaciones, llegaba a los primeros chalets...
Entre en "El Peral" y por desgracia las fotos no me salieron bien, pero las dejo aún así. Es lo que tiene eso de echarlas en movimiento.
La que sí salió bien fue la de la cañada, que aún lleva abundante agua:
Alcancé el kilómetro 8 en la Carretera de La Solana y comencé a comer cereales del bote. Un buen invento, porque lo llevaba agarrado en la malla en la parte de atrás de la mochila, accediendo de forma fácil, y siendo cómodo comer. El ritmo, estancado en 6´ haciendo algunos kilómetros en 5´40´´ y otros cercanos a 6´o unos segundos por encima.
En el 10 cogí el camino para bordear las sierras y llevarme a San Carlos del Valle...
Aquí el camino se puso algo más "técnico" con abundantes piedras y constantes subidillas, pero aún así, no muy complicado. El Sol iba a volver a acompañarme en todo este tramo, pero las gafas impedían las molestias.
Esta zona tiene que tener mucha agua en el subsuelo, a juzgar por la abundancia de pozos para riego agrícola. En la foto podemos apreciar los olivos, el Sol y las sierras con los molinos.
Seguía muy entero, no en vano llevaba unos 12 kilómetros, manteniendo la media, y eché esta bonita foto en la que se ve brillar las piedras.
Aunque creo que esta otra no desmerece...
Llegué al 13, el punto en el que estuve un poco perdido hace 14 días, pero ahora ya sabía que tenía que coger el camino de la izquierda y no ir hacia la sierra. La verja me invitaba a entrar a territorio dominado por los de San Carlos del Valle.
Llegué al punto donde el camino se alejaba de la sierra y de ese momento es esta foto
Las fotos que eché entre el 14 y el 18 no salieron bien, pero he de deciros que en este tramo no ocurrió nada reseñable. Las fuerzas casi intactas, el ritmo el mismo, comí nuevamente cereales en el 16 e iba bebiendo constantemente agua, ya que el calor ya se dejaba notar. Llegué al cruce donde 14 días antes había tirado hacia la izquierda para ascender el paso entre las sierras, pero en esta ocasión continué por una pista muy lisa que me llevaba a San Carlos del Valle. En la foto se puede apreciar el pueblo a lo lejos..
Entré sin novedades en la inmediaciones de la localidad, y decidí no rodear, sino atravesar la plaza para echar unas fotos a la maravillosa iglesia, todo un lujo para los ciudadrealeños.
Ya en el pueblo eché una foto al cartel de abajo, que constata que San Carlos del Valle pertenece a la Ruta de don Quijote
Iban a montar un mercadillo, así que tuve que callejear un poco..
Y tuve la oportunidad de echar unas magnificas fotos a la preciosa plaza y a la increíble iglesia...
Esta es de la red, porque no soy profesional en esto de la fotografía..
Y cuando me alejaba, aún eché la vista atrás para otro foto magnifica..
El Garmin pitó, diciéndome que había recorrido 20 kilómetros, en unos segundos menos de 2 horas. La siguiente foto muesta mi salida del pueblo, aunque no se vea muy bien
La media ya estaba en 5´59´´ y los kilómetros siguientes fueron los peores de toda la aventura: por la carretera hacia El Pozo de la Serna, en una larga recta, sobre el asfalto y con sensaciones algo menos satisfactorias..
Tras siete largos kilómetros, en los que me crucé con algún ciclista que me dio ánimos, y en los que volví a comer cereales, llegué por fin a la segunda localidad y última etapa. Allí paré por primera vez en todo el entreno para sacar de mi mochila un zumo y un plátano que me engullí rápidamente en el parquecito que veis, eso sí, sin sentarme ni nada, no más de dos minutos parado. Había un par de vecinos que me miraban incrédulos preguntándose adónde iría ese loco.
Aquí tuve que sacar mi chuleta (un papelito donde venían indicaciones kilométricas con direcciones que coger, y tenía que enfilar una calle asfaltada que no me costó mucho encontrar..
Enseguida pitó el Garmin, ya llevaba 28 kilómetros y aún me quedaban otros 15. Salí del pueblo cogiendo una blanca y lisa pista que me llevaría directamente a Valdepeñas, siempre y cuando no me despistara al coger algún camino equivocado. No ocurrió así, porque la chuleta me permitió orientarme en todo momento.
Es de esa zona la foto que más me gusta de toda la serie, en la que se ve mi sombra la cual contrasta con el blanco de la tierra. ¿decidme si no ha quedado bien?
El zumo y el plátano hicieron efecto rápidamente y me sentí con energía. El calor ya apretaba pero el ritmo no era malo, manteniendo la media de 5´59´´. En cualquier caso, fueron cayendo los kilómetros, casi todos por debajo de 6´por este camino con menos pendientes y muy llanito.
Pronto llegamos a un bosque repoblado de pinos, bastante extenso. Aquí eché una foto, la otra me la he descargado de la red...
Y desde este punto, aproximadamente en el 30, hasta llegar a Valdepeñas, en el 41, todo fue camino, camino y más camino, algo aburrido, pero llevaba fuerzas y las piernas respondían, por lo que bajé la media a 5´58´´. Esta foto es de algún punto entre el 31 y el 36, aunque no hay mucho que ver.
Lo único negativo fue que me quedé sin agua en el 38, con lo que llegué un poco deshidratado. Alcancé las calles del pueblo crucé la Carretera de San Carlos del Valle hacia casa y llamé a mi mujer para salieran los críos a recibirme, porque les haría ilusión ver llegar a su padre tras correr algo más que la distancia de una maratón. Cuando alcancé la meta me estaban esperando, y justo paré el Garmin en 4 horas 18 minutos y 10 segundos para una distancia recorrida de 43.195 metros.
Os pego el resumen del Garmin:
Hoy he cumplido otro sueño más y me siento feliz por ello.
Magnifica hazaña Javier, otra vez muchos km, muy buen ritmo, este verano esta siendo muy bueno en el terreno del running; buen reportaje.
ResponderEliminarEspero terminar de recuperarme para explorar algunas nuevas rutas la próxima semana.
Saludos, Emilio
Gracias Emilio, para mi ha sido muy importante, y lo mejor es que me encuentro bien para volver a salir hoy. Espero que lo tuyo ya se haya pasado, me refiero a lo de la caída
EliminarPor cierto muy buenas fotos de San Carlos del Valle, sobretodo de su iglesia.
ResponderEliminarSaludos, Emilio.
Es una iglesia preciosa, de las más bonitas de la provincia; está enclavada en un pueblo pequeño que no tiene nada más que la plaza y el mencionado templo
EliminarOsea, un maratón y 1 kilómetro de regalo, por mitad del campo, solito y sin miedo, ¡¡¡menudo máquina estas hecho!!! pues a seguir con esos buenos entrenos que te veo muy bien.
ResponderEliminarUN SALUDO
Jope Kino, si me llegan a decir que voy a hacer estas cosas hace 5 meses me hubiera reído a carcajadas. Lo que pasa es que estoy cagado de miedo con lo de la Madrid Segovia. Espero que sigas disfrutando tus vacaciones. Por cierto en cuanto se abra el plazo el día 15 me inscribo a la Maratón de Membrilla. Como es una semana antes de la Madrid-Segovia y estaré en pleno tapering no podré hacerla entera, pero cuenta que al menos ruedo 25 kilometrillos
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