Todo el santo día lloviendo; pero hacía mucha falta. Llegó la noche y me temí que tocaría correr bajo la lluvia. Suerte que me quedaba poco por hacer, gracias a la tirada de casi una media que había hecho el día anterior. Me puse ropa para la ocasión y recordé el diluvio de Estocolmo de cuatro meses antes. Dí dos vueltas a un circuitillo urbano alrededor de casa, para un total de casi 7,5 kilómetros. En algún momento del entreno el agua y el aire molestaban sobremanera, pero nada que pueda catalogarse de épico.
Por fin se termino la semana, dura como ella sola, y objetivo cumplido, he hecho 97 kilómetros. Obviamente, récord de acumulado semanal.
Me siento fuerte y eso me debería indicar que estoy en el buen camino a tan sólo tres semanas de hacer el taper y dar por concluido lo peor del plan.
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