Ayer fue de esos días en los que se ve todo cuesta arriba. Me sentía muy muy cansado, me dolían las piernas y me molestaban los tendones de Aquiles costándome hasta andar. Desde este panorama veía mis entrenamientos e incluso mis metas deportivas como un auténtico suplicio. El caso es que llegó la tarde noche y me fuí a correr, al principio todo agarrotado, pero conforme fuí calentando mejoraron las sensaciones. Es curioso, pero a los quince minutos cogí un buen ritmo y empecé a sentirme bien. En cuanto al recorrido, fui al Ángel, lo subí por la carretera, bajé, bordeé por el camino que rodea a los cerros de alrededor, volví por el camino del Bajo Peral hasta casa, terminando a buen ritmo.
Finalmente unos 12 kilómetros y 1 hora justa, pero con el tramo del cerro por medio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario