Después de un agotador día de trabajo, me calcé las zapatillas a eso de las 08:30 horas y con un gran entumecimiento fui al "Cerro", una elevación considerable en el centro de esta ciudad chilena. Muy bonito, lleno de vegetación, con una considerable pendiente, subí dos veces y entre pitos y flautas corrí unos 45 minutos.
Después a cenar y no dormí mucho porque hubo que salir a tomar unas copas con la gente del trabajo, pero sin abusar.
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