RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 20 de marzo de 2015

MIÉRCOLES 18: LAS PIERNAS RECLAMAN JUSTICIA Y YO QUE SOY EL JUEZ LAS CONDENO A ENTRENAR

El miércoles mis piernas no estaban "muy allá". Acusaba claramente la buena sesión del lunes y la regeneración del martes no bastó para llegar a ese día con buenas sensaciones de cara a un buen interval, pero era lo que tocaba, cambios de ritmo, así que cogí un circuito bien conocido de 13 kilómetros y regañadientes me puse a hacerlo, aunque decidí no llevar ni crono. Como viene siendo la tónica últimamente el calentamiento no fue casi calentamiento porque desde el comienzo metí un nivel moderado de exigencia y en la zona de cuestas del camino que se inicia en la Carretera de San Carlos del Valle, cerca del cementerio, y que lleva al Peral sufrí bien la cuesta que allí se tiende. Cuando llevaba 5 kilómetros comencé con los cambios, que en esta ocasión no iban a tener un patrón fijo de tiempo y sí de distancia: me marqué hitos consistentes en ir fuerte hasta llegar a un determinado punto o localización, luego ir suave hasta este otro punto y allí fuerte...Pasé por el Peral no tan redondo como en otras sesiones similares, pero al menos estaba exprimiéndome. El regreso por el Camino del Peral no supuso un empeoramiento de sensaciones, pero no me llegué a encontrar bien del todo en ninguna fase, aunque cumplí con lo marcado. Cuando llegué a casa comprobé que estaba bastante cansado porque me costaba hasta estirar.


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