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sábado, 9 de noviembre de 2013

MARTES 5. UN ENTRENO PARA MORIRSE



El martes fue de esos días que mejor no existir. No se dio bien desde el momento que comenzó la jornada, así que el final de la misma no tenía porque ser menos. Salí arropado ya que hacía frío, pero en seguida comprobé que no era para tanto y me comencé a acalorar. Las piernas eran losas y no podía ni llevar un ritmo suave. Deambulé por los caminos casi arrastrándome, pasándolo mal, como casi no recordaba, y todo para ir rodando suave. Conseguí hacer casi 11 kilómetros que me pesaron de una forma tremenda y me dejaron la moral por los suelos de cara a la Maratón de Málaga


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