El martes fue de esos días que mejor no existir. No se dio bien desde el momento que comenzó la jornada, así que el final de la misma no tenía porque ser menos. Salí arropado ya que hacía frío, pero en seguida comprobé que no era para tanto y me comencé a acalorar. Las piernas eran losas y no podía ni llevar un ritmo suave. Deambulé por los caminos casi arrastrándome, pasándolo mal, como casi no recordaba, y todo para ir rodando suave. Conseguí hacer casi 11 kilómetros que me pesaron de una forma tremenda y me dejaron la moral por los suelos de cara a la Maratón de Málaga
RELATOS
Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.
sábado, 9 de noviembre de 2013
MARTES 5. UN ENTRENO PARA MORIRSE
Publicado por
JAVIER AYUSO
en
16:21
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Etiquetas:
ENTRENAMIENTOS
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